La música de los blancos de Rueda
jueves 3.may.2018 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
El futuro pasa por Rueda. Una afirmación en la que insisten una tras otra las mejores bodegas y los más destacados grupos de este país. Lo expresan sin palabras, utilizando tan solo el más convincente de los razonamientos: invertir en esa denominación de origen que ha basado su éxito en vinos jóvenes e informales pero también con alguna frecuencia en la grandeza que atesoran su tierra, su clima y su principal variedad, la verdejo.
Con una decidida apuesta por esa uva, en solitario al menos de momento, ha concluido allí su proyecto González Byass, firma hoy convertida en un amplio grupo bodeguero. El nombre elegido, Beronia, marca sobradamente conocida en Rioja, figura ya en las etiquetas de esos blancos. El 2017 muestra la inconfundible expresión aromática (fruta, hinojo, hierba fresca y notas cítricas) de ese vidueño. Tampoco falta esa seria y bastante seca sensación en boca ni ese final con un punto amargo que completa su personalidad.
Un vino elaborado con uvas compradas a viticultores de la zona a la espera de que entren en producción las dos fincas recién plantadas con criterios contrastados en otras denominaciones. Viñedos que se gestionan con el respeto al medio ambiente como norma al igual que la funcional bodega destinada a recibir esos racimos. Unas instalaciones semienterradas que cuentan con depósitos de acero inoxidable, maceradores que permiten extraer más aromas y depósitos de hormigón para favorecer el contacto con las lías y la micro oxigenación sin modificar el carácter varietal.
A todo ello se añadirán pronto algunas barricas de gran tamaño para buscar vinos más complejos evitando una huella excesiva de la madera. En definitiva una suma de los elementos tantas veces soñados por un enólogo, en este caso enóloga, Marian Santamaría de las Heras, para extraer esa música que tan bien suena en el interior de los blancos de Rueda y que, en ocasiones, roza la perfección.