Vinos para el verano
sábado 18.ago.2018 por Ignacio Pérez Lorenz 0 Comentarios
Lo más difícil, dilucidar una cuestión casi filosófica: ¿qué vinos son para el verano? Posiblemente la menos mala de las respuestas aluda a aquellos que pueden servirse fríos o al menos ligeramente frescos. Si es así, solo los grandes tintos -el criterio sobre a qué temperatura consumir una botella no deja de ser una cuestión personal- quedarían excluidos de las listas de recomendaciones.
Por eso, los tintos con pocos meses de crianza tienen siempre un hueco en esta época. Y más, si como Orígenes 2015, de Dehesa de Luna, muestran delicados aromas en los que parece adivinarse la presencia de variedades francesas. La combinación de cabernet, syrah y tempranillo logra descarados recuerdos a frutas rojas y caramelo acompañados de más prudentes notas a especias, café y torrefacto. Un vino especialmente agradable que se alza como el mejor o al menos el más redondo de esta bodega por tan solo 8,50 euros.
Es el mismo precio que tiene Croft Twist, de González Byass, una bebida de diseño, con nombre inglés y aires de fino. La combinación incluye limón, menta, flor de sauco, agua y gas además de jerez. Se sirve, aconsejan, en vaso, con hielo y acompañado de algunos de los aditamentos que últimamente adornan a los gin-tonics. Algo así como el ferial rebujito elevado a la categoría de bebida sofisticada de baja graduación alcohólica.
Marco Real presenta su gama Homenaje llamativamente vestida y con tapón de rosca. Una alternativa que encuentran llena de ventajas los consumidores de otros países y que todavía se mira con distancia en esta tierra. Vinos sencillos, de precio más que contenido (4,50 euros), y fácilmente reconocibles. Ocurre así tanto en un blanco del que asoman las notas amieladas de la moscatel (acompañada de otras variedades) como en el rosado de garnacha.
A un precio tan solo un poco más elevado (6,90 euros) la bodega navarra eleva el nivel con sus Pequeñas Producciones Blanco y Rosa. Parcelas elegidas, en un caso de chardonnay y en otro de garnacha, para crear vinos que se beben con placer. Un toque de madera otorga cierta seriedad al blanco. El rosado -posiblemente la elaboración más conseguida- se muestra fresco, estilizado y con empaque. Como todos estos vinos para el verano se presenta de una manera especialmente atractiva a la búsqueda de nuevos, y puede que jóvenes consumidores, para todas las estaciones del año.