2 posts de julio 2010

Superbock-Superock.

Superbock, superock.

Como siempre que uno vuelve de Portugal se viene con la sensación de que tenemos mucho más que aprender de ellos que viceversa y de que es un país desconocido para el grueso de españoles (cuanta gente ha ido a NY y Paris y nunca a Lisboa u Oporto?) y que mejor que siga siéndolo.

Ya simplemente por lo que rodea (literalmente) al festival Superbock merece la pena el viaje. Playa, pueblos bonitos, albuferas, parques naturales y a menos de media hora, Lisboa. Vamos, que da hasta pereza dejar de pasear y comer pescadito fresco para acercarse al arbolado recinto festivalero.

Por 70 euros se podía disfrutas de grupos de buen gusto como Grizzly Bear, The National, Beach House, The Temper Trap, St Vincent, Patrick Watson, The Morning Benders… consagrados cabezas de cartel como Vampire Weekend, Keane, Stereophonics, Julian Casablancas o Prince o la fiesta festivalera de Cut Copy, Hot Chip o Pet Shop Boys. Eso y una carpa dance con una más que decente programación.

Todo eso rodeado de un público que no se ha olvidado de usar los baños o las papeleras, una temperatura perfecta, árboles, muy buen sonido y una bien surtida área de comida y bebida. Además, el público frecuentaba el escenario pequeño en gran cantidad y cantaba las canciones de los grupos menos famosos, síntoma de que estaba interesado en la música.

Todo hay que decirlo, nosotros fuimos con pase y la zona de prensa tenía cerveza y comida gratis (grandes los nachos y sus salsas), perfecto.

Debido a la actuación que tuvimos LHR en Torrent me perdí parte del festi, entre otros a algunos de los grupos que más me apetecía ver Grizzly Bear o Beach House.

Sábado.

Llegamos el Sábado cuando Julian Casablancas enfilaba la recta final de su concierto, por lo poco que vi me dio la impresión de que este chico está cruzando la barrera entre ser listo e ir de listo. Apuntad, si tenéis pasta y buscáis montar un grupo cool para salir de gira tenéis que meter como mínimo una chica, desde que lo hiciera Bowie en los ochenta es una constante. Siempre he lamentado la poca cantidad de chicas en el mundo del rock, pero esto es otra cosa totalmente distinta. Recurrir a los hits de los Strokes es ya un reconocimiento de derrota anticipado.

Luego nos topamos con la sorpresa del festival (al menos para mí), Patrick Watson. El chico es disfrutable en disco pero tengo la sensación de que vi al artista en las condiciones perfectas y que nunca se podrán repetir. Sonido impecable, luces y proyecciones ideales, un grupo increíble (el mejor batería que he visto nunca?) y un escenario situado delante de un bosque hicieron crecer las canciones hasta su máximo nivel. Tras tanta belleza e intensidad, volver a oír sus canciones será siempre un quiero y no puedo.

Después venía la actuación en el escenario grande del cabeza de cartel de ese día, Vampire Weekend. La verdad es que tenía curiosidad por verles en directo, su primer disco me encanta y el segundo me parece muy valiente y radical, aunque menos disfrutable. Además, es el típico grupo al que la gente le tiene ganas y no se les perdona el triunfar, que si Paul Simon (donde tiene el bueno de Paul “The kids don’t stand a chance”, “A-Punk” o “Giving up the gun”?), que si pijos (se ve que si eres rico las canciones salen más fácil, además el mundo de la música está lleno de ejemplos de niños bien como Bowie y muchos más y nunca pasó nada) y mil chorradas que hay que oír por ahí.

Pues bien, en 30 segundos se notaba que este grupo va en serio y que no solamente consiguen una natural y equilibrada mezcla de estilos, sino que lo hacen muy, muy bien y que tiene canciones increíbles. Con una ejecución perfecta (los unisonos alcanzaron niveles de Metallica), una interpretación intensa y natural y unas luces super-efectivas pero nada grandilocuentes arrasaron con todo/os. Perfectos.

Consiguen que el escenario se llene sin artificios y pusieron al público patas arriba durante todo el concierto, sin necesidad de trucos o trampas y con un sonido absolutamente perfecto (qué guitarras!!!), algo increíble en un festival de estas dimensiones.

Sí, sí, Vampire weekend no son para tanto, ya, e Iniesta no tenía gol.

Domingo.

El domingo era el día de The Natioooonal y del genio de Minnesota, Prince.

Llegamos justitos para ver a The National, y es que hay mucho que disfrutar y visitar por la zona..

The National son como Tindersticks haciendo pop, y eso mola. Además han conseguido trasladar a bonitas canciones letras que vienen de la mejor literatura americana tipo Carver. Sus letras tiene sentido del humor, sexo, suciedad y autocrítica, y se salen de temas demasiado trillados en el pop como “tu eres mala/o y me has tratado muy mal”, “Me has dejado y te arrepentirás” etc.. The National no caen en tópicos y hablan de los grises de las relaciones más que de blanco y negro, ni tu eres tan bueno/a ni él/ella tan malo/a. La vida y las relaciones son difíciles y de eso hablan sus letras.

Tenía curiosidad cómo se trasladaba toda esta carrera de intimidad a un escenario enorme y con Prince entre bastidores esperando a salir detrás de nuestros pobres héroes de la cotidianidad. Pues bien, se traslada con dificultad, mucha.

Conscientes de su nuevo papel en el mundo de la música, el de grupo de éxito, The National tiraron de temas “cañeros”. Tocaron todo lo que tienen parecido a un hit (“Abel”, “Squalor Victoria”, “Mr November”..) en su repertorio pero ya se vio desde su primer tema “Mistaken for strangers” que no iba a ser suficiente.

El público tenía unas ganas tremendas de ayudar y pasarlo bien y además se notaba que les conocía quería, así cada vez que el grupo empezaba una canción se arrancaba a dar palmas que duraban unos 15 segundos, lo que se tardaba en comprobar que el tema no iba para arriba. No, The National son buenísimos por sus ritmos obsesivos y sus melodías bonitas pero oscuras, son, por poner un ejemplo todo lo contrario a Coldplay, cuyas canciones contiene toda la épica y fuegos artificiales necesarios para que un público masivo despegue.

Daba un poco de pena ver a Matt Berninger desgañitándose y gritando en busca del carisma que no tiene (ni falta que le hace) o a los hermanos Dessner dando palmas para animar al festival. Al final tantas ganas les dieron el triunfo por “entrañables” y claro, fue un buen concierto de un gran grupo, todo ello pesar del sonido que les dejó el bueno de Prince.

Los que llevamos un tiempo en esto sabemos que, o bien se echan al rollo y sacan un par de discos con temas más radiables, bailables y pinchables o en 3 añitos los tendremos en los escenarios medios de los festivales y las salas de mediano aforo de nuestras ciudades y entonces podremos disfrutar de The National de verdad, los que han hecho obras maestras como “All the wine” o “Baby, we’ll be fine”. Canciones por las cuales les queremos y que obviamente no tocaron.

Luego venía Prince. Reconozco que nunca me ha gustado, pero claro, Prince es un genio (y de Minnesota) y se quiera o no, uno ha recibido tanta información grandilocuente sobre él que es imposible no tener ganas de ver lo que el genio (y de Minnesota) ofrece.

Pues bien, ofrece lo que se le supone que debe ofrecer, música para todos los públicos (todos, todos) y show puro y duro para los 35.000 espectadores que abarrotaban el recinto.

No se le caen los anillos al recurrir a todos los tópicos de un show, todos. “Oe Portugal”, “What’s my name?”, medley funk con versión de “Freak out” de Le freak incluido, baladón con dueto en “Nothing compares to you” más propio a nivel de arreglos de OT (o de una final de Superbowl como bien me apuntaban) que de un genio de Minnesota, versión interminable de “Purple rain” y todos lo hits que tiene, que no son pocos.

Es un genio de la guitarra (y de Minnesota) y es un verdadero virtuoso del instrumento de las 6 cuerdas y de hecho la toca tan rápido que en 18 segundo le dio tiempo a tocar todo lo que no me gusta de ella concentrado. También canta muy bien.

El típico concierto al que puedes llevar a tus tíos segundos o a los amigos del trabajo que no escuchan música, seguro que salen contentos y hablando de “la gran banda que llevaba”. Es un genio (de Minnesota) y por cierto chiquitito, chiquitito.

Bueno, ya sabéis, os recomiendo mega-fervientemente este país y sobretodo el festival..

Feliz verano!

Pau.


De público y artistas:The Cribs

Ayer fuimos Jordi y yo al FIB, como cada año hemos hecho desde que empezó el festival. Unas veces de artistas y otras de público, siempre hemos sido fieles a la cita por afinidad musical y por supuesto, también por cercanía.
Pau se encuentra en Lisboa en el Super Rock Super Bock http://www.superbock.pt/ES/SuperBockSuperRock/default.aspx y mañana verá a nuestros admirados The National. Ya nos contará su experiencia, pero de la nuestra os puedo adelantar que ayer flipamos con The Cribs, más si cabe teniendo en cuenta que con ellos toca uno de nuestros personajes musicales más admirados: Johnny Marr. Qué clase, qué bien toca y cómo se conserva el tío. Antes con Modest Mouse y ahora con The Cribs siempre rodeado de grandes bandas a las que aporta su experiencia y su genio.
Así que ya sabéis, The Cribs, otro de nuestros nuevos grupos favoritos, aunque ya llevan desde el 2004 en marcha y ahora están presentando su cuarto disco, que tiene una pinta excepcional por cierto. Imprescindibles!!!
http://www.myspace.com/thecribs



La Habitación Roja


La Habitación Roja es un grupo formado en L’Eliana (Valencia) en 1994 por Jorge Martí y José Marco, a los que se uniría pronto Pau Roca.
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