Cinco. Para llorar.
A moco tendido. O a lágrima viva. Aún no se había generalizado el uso de los pañuelos desechables de papel cuando, en la noche del 21 de agosto del año 1978, sucedió un fenómeno extraño. Al parecer, un elevado porcentaje de quienes en aquel momento se encontraban escuchando la radio, se emocionaron y súbitamente, todos a un tiempo, rompieron a llorar de forma más o menos descosida. ¿Por qué? Era que, en la radio, acababa de salir Conchita Goyanes recitando un poema clasico de Juan Ramón: "La cojita". Y lo hizo, igual igual que cuando era pequeña, y con el mismo sentimiento que ponía entonces, cuando los adultos se lo pedían una y otra vez para que la moza exhibiera en público sus dotes interpretativas.
Versos para llorar. La risa y el llanto son cosas de niños. En la infancia abundan ambas cosas y se practican incontroladamente, hasta que, pasada una fracción de segundo, ambas dejan de tener fundamento. El concepto de sensiblería es algo propiamente evolutivo. La poesía pura y dura se hizo carne comestible de radio, durante aquel cruce entre los setenta y los ochenta y con cuentagotas, gracias al espacio de Lola Salvador titulado "Verso a verso". Aquella noche del 78, en "Verso a verso, la actriz Concha Goyanes reconstruyó el milagro infantíl de hacer llorar al personal con cuatro palabras y un montón de jotas. Las del J.R. Jiménez, la de la cojita , y el "voy a cojer la muleta" cuyo sonido se puede revivir, tal y como sonó, entonces pulsando la tecla de la radio, hoy pinchándole con el ratón a la cojita que hay justo debajo de estas palabras.
AUDIO "LA COJITA"
0 Comentarios