Veinticuatro. Tiempo y tráfico
De entre los vicios y las virtudes cotidianas de un radiofonista de informativos diarios destacan tres. Una: comunicarles, a cada rato, a los canarios la hora que es en la península, por si alguno tiene curiosidad. Dos: conectar violentamente por sorpresa con la DGT para saber donde están los cuellos de las botellas del tráfico. Y tres: dar paso en cualquier momento a la Agencia Estatal de Meteorología, aunque sea en plena hora del bocadillo, para que nos confirmen las sospechas sobre la prevsión del finde, o del puente. Con la información del tiempo y la del tráfico no se juega. La actualidad en sendas materias es tan seria que mejor pasarle los trastos informativos directamente a la DGT y a la Agencia Estatal. Sus chubascos localmente tormentosos son los únicos de cauce reglamentario; sus puntos kilométricos de atascazo los únicos oficiales, y ambos datos no varían nada ideológicamente: daría exactamente las mismas cifras, tanto una emisora episcopal como la radiocadena del water.
Tiempo, tráfico y de cuando los hombres del tiempo eran más bien exclusivos de la tele, porque en la radio, al ser ciega, no se veían aquellos mapas de isobaras que tenían pinta como de flechas de tiza sobre un yugo que era la a del anticiclón de las Azores, aunque visto desde tan lejos y en blanco y negro, ahora se nos antoje la arroba de un e-mail naufrago varada en el atlántico. Eugenio Martín Rubio, el meteorólogo del bigote antecesor de Maldonado, trabajó con tiempo pero su afición extralaboral era coleccionar coches antiguos y traficar con ellos, en los ratos libres; traficar quiero decir, circular. Dos por uno: tiempo y tráfico a la vez porque Martín Rubio tenía un sistema sencillo, práctico, infalible y extremadamente cordial para solucionar los atascos en carretera.
Eugenio Martín Rubio, estuvo en la radio el 19 de abril de 1974 y vuelve en esta ocasión al Audio Para Recordar. Poco después, el meteorólogo protagonizó la anécdota máxima de los tele-hombres del tiempo de España durante la segunda mitad del siglo. Prometió que, si al día siguiente no nevaba mundialmente en Madrid, se afeitaba el bigote. Perdió la apuesta, se debió envainar la varita de apuntar las borrascas y esa misma noche ya apareció en pantalla completamente desbigotado.
Anónimo dijo
Tanto el tiempo, como el trafico, ha cambiado mucho, recuerdo el momento de la apuesta y afeitado de bigote. Conozco un par de casos donde ha engañado a chavales como pardillos, utilizado sus identidades para el trafico a terceros países próximos, coches de alta gama, posteriormente han sido llamados a declarar sobre el asunto, envueltos en una trama de la que son ajenos, estos casos de "trafico de coches" han sucedido en diferentes ambientes de la capital.
06 abr 2012