Cuarenta y tres. Manolo Escobar entrevistado a las 7 de la mañana
Jamás se debería entrevistar para la radio a un español de bien a las siete de la mañana hora peninsular. A un famoso tampoco, a no ser que el pobre acabe de ganar un Oscar en Hollwyood, o en sitio parecido, e incluso así, también depende. Las siete de la mañana es momento para que las señales horarias del radio despertador se claven como flechas en el yugo de los buenosdiasatodos formales que preceden a las noticias titulares. A cualquier siete de la mañana no se está para cantar, menos aún siendo cantor de oficio, sino para bostezar el frío de la garganta y la flojera de las cuerdas vocales, que así no hay quien le ponga la piel de galllina a ningún oyente. Tan temprano.
De eso va el Audio Para Recordar. Si un reportero de la radio se empeña en entrevistarte a las 7 de la mañana, sin ponerte la burda excusa de que se ha registrado de madrugada un terremoto de grado 9 en la escala Richter con epicentro en el cabecero de tu cama, sólo te queda una de dos: o eres educado, o bien eres sincero. La antigualla radiofónica de hoy corresponde a dios-sabe-que-dia del año 1973 y está protagonizada por Manolo Escobar. El propio Manolo, y encima con sus propias palabras, fue desgranando, una a una, las cuestiones que mayor inquietud provocaban en gran parte de la convulsa sociedad de la época: a qué hora se levanta; si se le pegan o no las sábanas y en caso afirmativo cuánto se pegan; qué suele desayunar y, sobre todo, por favor,
ande, cántenos algo, lo que sea, ya sabemos que es temprano, pero aunque sean sólo los tres vocablos troncales del estribillo del "Que viva España", con eso se conformarán nuestros oyentes. Y lo que aquel día salió por la boquita de Manolo Escobar, en la radio, a las siete de la mañana, fue exactamente esto:
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