Algo sonoro más todavía para recordar de la radio de los últimos 75 años. En este blog se vuelcan las otras historias de la radio, las mínimas, los sonidos complementarios a la historia oficial, a veces las voces secundarias de las ondas, no por más prescindibles menos imborrables en el recuerdo de muchos. La memoria será frágil pero el archivo de RNE es ancho y largo y profundo. ¿Qué sonido quieren recordar? Seguro que lo tenemos pero si no, lo pintamos o bajamos a buscarlo a los infiernos.
Se lo preguntan muy a menudo algunos oyentes: "esa sintonía que tanto me gusta, ¿de quién será?" Tanto debieron decírselo a Manuel Garrido Palacios sobre la de su programa radiofónico "Espadaña" que, en el capítulo número sesenta y cuatro de la serie, hubo de hablar en antena del grupo Planxty.
La explicación nos llegó tarde a muchos seguidores del programa porque, para entonces, la sintonía ya se nos había metido definitivamente en la cabeza y de ahí no ha salido jamás. Esta es la historieta del Audio Para Recordar del 22 de enero de 1980. En la radio del día sale el etnógrafo, escritor y enamorado de las tradiciones populares Manuel Garrido Palacios, creador de la mítica serie televisiva "Raíces". Es del jurásico y, para quienes el jurásico es sinónimo de "mis tiempos", o simplemente de "anteayer", va dedicada, a su salud, la recuperación de aquel capítulo del programa "Espadaña" con el deseo imposible de que vuelva pronto. Que vuelva el programa.
Dicen que antes de cocerse en las redes sociales, la opinión pública hervía acodada en las barras de los bares y bullía, a empujones, entre los manojos humanos que brotaban de las bocas de metro en horas punta. Apostados frente a una buena boca de metro, micro en mano, los de la radio han conseguido siempre, no ya sondear el estado de opinión general sobre tal o cual tema, sino también arrancar verdades como puños sobre lo que de verdad importa al común de todos los mortales.
Para ejemplificar el valor sociológico de las encuestas radiofónicas de calle está escogida la del Audio Para Recordar del 19 de mayo del año 1977. La pregunta fue bien sencilla: ¿qué es para usted el socialismo? Claro que, en 1977, la respuesta tenía la miga del olvido histórico y los matices coloristas de la sana ignorancia y una colección de adjetivos ingenuos que, entretejidos en el montaje, compusieron una especie de alfombra sonora, muy "naif", en tiempos en los que todavía nada que tuviera que ver con la política podía tacharse de "políticamente incorrecto". ¿Qué idea tenían del socialismo los españoles de hace 35 años?
Otra vez es un poema. Se titula "Elogio del dinero". Fue escrito un día del siglo XIV por un tipo medievalmente peculiar: el franciscano mallorquín Anselm Turmedá, luego converso al islamismo y fallecido en Túnez como أبو محمد عبد الله بن عبد الله الترجمان الميورقي.
Su poema, ya clásico, trata del dinero y de cómo afecta a la vida de las gentes. El tema, pues, es completamente atemporal, de meridiana actualidad y plena vigencia per sécula seculorum. En la Edad Media ya había quienes comprendían que el vil metal es uno de los inventos del maligno más útiles y eficientes.
En el Audio Para Recordar del 18 de mayo de 1979, el actor Miguel Picazo interpretaba para la radio el "elogio del dinero", en versión traducida del catalán al castellano. Sonó así:
Entre las múltiples funciones de los medios, además de la cosa de formar, informar, entretener y demás, está la muy loable de "dar asco". Conseguir dar mucho asco no es moco de pavo. Su nivel de dificultad está por encima de hacer reír o llorar, cosas ambas que se pueden lograr con un simple monólogo de club de la comedia o una rutinaria crónica de actualidad económica. Dar asco requiere un mayor virtuosismo ejecutorio, pero suele proporcionar bastante placer: algunos se divierten más dándolo ellos mismos que recibiéndolo el asco. En materia de asquerosidades, más efectivas que las de ficción, tan poco creíbles de por sí, son las de verdad, las naturales, las que describen los documentales de naturaleza de tierras extrañas, remotas, e incluso lejanas.
A menudo, el asco no es más que la comprensible reacción humana a una mera costumbre culinaria local. En ese sentido, contemplar una cazuela hirviendo de caracoles vivos puede hacer que se segreguen casi tantos jugos gástricos como una fuente llena de termitas agitando nerviosamente las alas en plena época de reproducción. Epoca de reproducción de ellas, de las termitas, se entiende. De esto último va el Audio Para Recordar la radio del 21 de julio de 1986. El programa se titulaba "Vivir Africa" y su tercer capítulo estuvo monográficamente dedicado a las termitas tanzanas. El naturalista Luis Miguel Domínguez hubo de probarlas, cosa que en la práctica no resultó lo peor puesto que, con la dosis de hambre necesaria, uno acaba por no hacerle ascos a nada. Lo más penoso de aquella radio-aventura debió ser tener que aprender el swahili necesario para aclararse con el cocinero.
Esta entrada data de cuando la música electrónica se hacía a pedales, al pedal de los órganos electrónicos made in Japan, que pasan históricamente por ser los primeros cacharros capaces de sintetizar, a base de electrones, los sonidos musicales que hasta entonces se ejecutaban a mano y no a máquina. No es que fuera del todo exacto, pero así quedó dicho en el Audio Para Recordar de la radio del 30 de mayo del año 1973.
Acababa de llegar a España, probablemente subido a un camión, el legendario órgano electrónico Yamaha "EX-42". Era como un majestuoso elefante blanco, más parecido al órgano tubular barroco del Monasterio de las Huelgas Reales que a un teclado portatil, no con tanto viento pero menos de bolsillo. El mítico "EX-42" fue el primer modelo "comercial" que incorporaba circuitos integrados, aunque aún estaba basado en tecnología analógica. El caso es que en 1973, aquí, el Yamaha despertaba muchos recelos y se le oía un poco de reojo, por si acaso. Quizá por ser japonés y porque pensábamos que si J.S. Bach levantara la cabeza y lo escuchase, no iba a adivinar que tipo de animal le bufaba, al no haberse inventado aún la hoja de lata, luego ser incapaz de reconocer el sonido que hace la chatarra cuando se estruja.
El maese organista del "EX-42" era Michael Reckling . Lo tocaba, el órgano, en vivo, es un decir, y respondía a las preguntas cargadas de incredulidad que le hacíamos en la radio, en 1973, sobre ese instrumento musical tan novedoso y tan "artificial": el órgano electrónico.
Una de las actividades más conocidas del ejército soviético fue la difusión por todo el mundo de la música y el folclore popular de su unión de repúblicas, una vocación pareja al denuedo de los coros y danzas de la sección femenina española por extender internacionalmente los bailes populares patrios, tras haber actuado en exclusiva para el NODO. Tanto la armada roja como la sección femenina daban al cabo de una temporada casi la mitad de giras de las que anunciaban los rolling para la semana que viene. Los tenientes chechenos y las lagarteranas manchegas tenían cosas en común: ambos practicaban folclore puro y duro, ya que en materia folclórica las innovaciones formales suelen tardar siglos en cuajar, además de ser muy molestas. Eso, y que el perímetro de las gorras de plato de los rojos era de una longitud similar a las de las faldas de las féminas seccionadas, pero no en reposo sino en posición de giro, castañuela, vuelta y a volar la falda. Quizá las gorras de plato necesitaran más metros de tela que las faldas para su confección, pero la misma cantidad de alambre para mantenerlas tiesas.
Tranquilidad que en el Audio Para Recordar del 21 de mayo del 1978 sólo salen los coros militares. Y decían entonces que, por muy rojos que fueran, cantaban como los ángeles aquellos soviéticos. Además, en cada visita, tenían el detalle de interpretar canciones típicas del lugar concreto y en su idioma local. Cuando venían a España, le pegaban a un zorcico, una jota aragonesa, o al consabido número de zarzuela, y entre medias, si acaso, dejaban caer el clásico "kayinka" o bailaban al son de la balalaika. En 1978, aún existía la CCCP, y su coros de ejército eran embajadores internacionales de cultura, y un poco mixtos de género, y cien por cien marciales porque todos sus componentes eran militares de grado.
Todo está en la radio de 1978, primero un avance y luego el reportaje completo del programa "Testigo directo" titulado "Música de uniforme". Por cierto que en el minuto 21'31" hay una insólita dedicatoria a los oyentes de Radio Nacional y en el 38'03" un militar rojo cantor dice lo que gana al mes en rublos. El locutor lo traduce automáticamente a pesetas de 1978 y él mismo queda sorprendido. Благодарности
Una de las cosas por las que merece la pena vivir es por alcanzar ese fugaz instante en que se tiene todo el tiempo del mundo. En el Audio Para Recordar del 3 de octubre de 1975 sale una que lo tuvo por aquel entonces, y muy gordo: María José Cantudo. En lo referido a "tener todo el tiempo del mundo", lo fetén no es tenerlo por detrás, sino por delante, porque así resulta mucho más sencillo comerse el mundo.
La de 1975 fue una buena añada para pasar a la historia muriéndose por última vez en la vida, como hizo Franco, o desnudándose por primera vez para el cine, como haría la Cantudo. Las dos cosas, igual de irreversibles, dejaron una huella indeleble, pero sin duda, la segunda caló mucho más hondo. La Cantudo vivía en el 75 su esplendor máximo en la hierba del trabajo, en la del amor, la de la vida alegre: era envidiada, deseada y criticada, las tres cosas a la vez ¿qué más se puede pedir?. Por eso, tenía una entrevista en la radio . Tenía la entrevista y un hijo muy pequeño y muy mono, y todo el tiempo del mundo, la Cantudo en 1975.
Algo sonoro más todavía para recordar de la radio de los últimos 75 años. En este blog se vuelcan las otras historias de la radio, las mínimas, los sonidos complementarios a la historia oficial, a veces las voces secundarias de las ondas, no por más prescindibles menos imborrables en el recuerdo de muchos. La memoria será frágil pero el archivo de RNE es ancho y largo y profundo. ¿Qué sonido quieren recordar? Seguro que lo tenemos pero si no, lo pintamos o bajamos a buscarlo a los infiernos.