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EL THYSSEN EN NUESTRAS MANOS

Cuando tienes la posibilidad de hacer un reportaje sobre una exposición como la del Museo Thyssen Bornemisza “Lagrimas de Eros” , sabes que se te brinda una oportunidad casi mágica. La de ser testigo protegido con derecho para mirar. Mientras los responsables de la exposición van haciendo y deshaciendo, poniendo un cuadro aquí y una escultura allá, tú escuchas sus comentarios y te vas haciendo dueño de ellos.

Es una clase gratuita de sabiduría. Al final conoces al dedillo los detalles del montaje y entiendes mucho mejor el diálogo silencioso que mantienen entre sí las diferentes piezas de la exposición.

Durante casi cuatro días Teresa, Ismael Aurora y yo, hemos estado conviviendo con la belleza, con la sensualidad y la plasticidad de los desnudos más hermosos del arte. Los hemos tenido ante nuestros ojos y los hemos sentido casi entre nuestras manos. Y lo mejor de todo , lo hemos hecho casi en soledad , Nuestra cámara se ha movido entre los cuadros de las dos salas a su antojo , Era como si el Thyssen fuera nuestro ¡Qué maravilla¡

Es la otra cara de la moneda. La de la sociedad cultivada frente a la desprotegida. Mientras en el monitor en el que yo trabajaba se sucedían imágenes bellísimas , mi compañera Cándida Godoy contemplaba una escena dantesca. La de una mujer ecuatoriana de 76 años sentada en medio de la basura de un gran vertedero rodeada de cuervos. Reciclando esa basura , se gana la vida

5 Comentarios

Vaya mierda de texto, señora mía. ¿Y usted ha sido jefa de Cultura de algo? Vaya por Dios, Llorente.

Gracias por la dignidad, Irene. Qué bonita sería la vida sin los colectivos de hambrientos en la Tierra, con todos, pobres, medios y ricos viviendo juntos en dignidad. El arte, aunque sea el que circula por el Mercado económico, aumentaría su belleza si no hubiera hambrientos en el mundo. ¿Cuánto dinero de mi cartera vale entrar al Museo para ver "Lágrimas de Eros?, fácil respuesta, pero aún sin responder me conduce a una conclusión coronada por una pregunta incómoda. La conclusión es que podría donar ese dinero a una ONG en vez de entrar al museo, la pregunta incómoda: ¿cuánta conciencia de mi mente me cuesta entrar al Museo?.

Qué belleza, repasar mi vida dentro de 30 ó 40 años y recordar que no entré al museo y a cambio doné el dinero para los hambrientos.
"¡Qué bello hombre era! -pensaría-, como un Eros... con una lágrima, porque qué lástima privar a los trabajadores y a algunos visitantes del Museo de la belleza erótica que portaba mi mirada por aquellos tiempos". ¿Ahora? ;-).
Miradas eróticas, más bellas donde nacen que donde se posan. ¿Nunca habéis visto una mirada quedando admirada y fascinada ante un cuadro?, es una verdadera hermosura, pues si añadimos erotismo... ¿verdad?.

Espectacular reportaje (ya lo dije en su momento en el blog de David Cantero) sobran las palabras.No se me ocurre decir nada más, si a todo se le añade una producción y edición digna de unos todoterrenos , el resultado es algo maravilloso.

No vi el reportaje, de modo que no dudo que fuera espectacular, eso sí la redacción del blog me parece plana, por debajo de las posibilidades de un alumno mediano de bachillerato.

Tuu comentario si que es de primero de la eso sobredosis ;-)

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