Turquía: las teorías del golpe que compiten con la versión oficial
domingo 17.jul.2016 por Miguel Charte 0 Comentarios
¿Quién organizó el golpe? ¿Fueron los oficiales laicos? ¿Los partidarios del clérigo Fethullah Gülen? ¿El propio Erdogan, para ganar más poder? ¿Por qué fracasó?
Las diferentes hipótesis sobre la intentona golpista de Turquía, que se ha saldado con al menos 265 muertos, nutren las redes y los comentarios en los principales medios de comunicación mundiales.
La confusión de la asonada y la propia historia del país alimentan la desconfianza. Turquía, donde pocos dudan de la existencia de un "estado profundo" formado por redes de grupos e intereses paralelos a las instituciones oficiales (lo que en España llamaríamos "poderes fácticos"), es terreno fértil para todo tipo de especulaciones.
Autoría poco clara
La versión oficial, que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, intenta asentar tras su victoria, es la de un complot organizado desde EE.UU. por su antiguo mentor, el clérigo Fethullah Gülen.
Todo el peso de la represión está cayendo sobre los supuestos gulenistas en el Ejército y la judicatura. Las figuras militares de más alto rango señaladas hasta ahora son los responsables máximos del segundo y tercer ejércitos, Erdal Öztürk y Adem Huduti, respectivamente, y Muharrem Köse, ex asesor legal del Estado Mayor.
Pero entre los casi tres mil arrestados hay de todo, según explica en Le Monde el cronista político turco Ahmet Insel: "Jóvenes cadetes de la academia militar de Canakkale, pero sobre todo oficiales de la gendarmería, de las fuerzas aéreas, entre ellos los responsables de las bases de Ankara y Esmirna, y varios comandantes de brigadas de tanques. Y también oficiales superiores que, sin haber sido acusados de organizar el golpe, lo han permitido".
El periodista turco Ezgi Basaran resume en la BBC tres de estas teorías que compiten con la explicación oficial.
1. El autogolpe: todo fue un montaje del propio Erdogan para ganar más poder. Las redes sociales, como Twitter y Facebook, son campo abonado para este tipo de interpretaciones. Y el propio Fethullah Gülen, desde su autoexilio en Pensilvania, ha avalado esta posibilidad.
Pero para Basaran, "el sentido común dicta que el asunto fue demasiado lejos como para ser un montaje".
También Ahmet Insel, en Le Monde, piensa que esta hipótesis es "absurda". "Si hubiera estado al tanto del proyecto, [Erdogan] habría podido arrestar a los golpistas y obtener más o menos los mismos efectos en términos de opinión pública para demostrar la 'realidad' de los complots que amenazan el poder". En cambio, los sucesos del viernes han supuesto un duro golpe para la imagen y la estabilidad del país, tanto política como económica.
2. Los oficiales kemalistas (partidarios de la idea de estado laico y anclado en Europa del fundador de la republica, Mustafá Kemal) engañaron a los gulenistas para que sacaran sus tanques a la calle, sabiendo de antemano que fracasarían y provocando así su purga.
Así se explicaría que los sublevados no contaran con el apoyo de la cúpula del Ejército (tuvieron que secuestrar al jefe del Estado Mayor) pero que esta tampoco "previera" el movimiento y lo ahogara en su inicio. Los golpistas dispusieron de varias horas hasta que otros altos mandos militares les denegaron públicamente su apoyo.
3. Un levantamiento improvisado: El Gobierno del primer ministro, Binali Yildirim, llevaba tiempo preparando la detención o cese de oficiales díscolos, para reforzar su control sobre el antaño todopoderoso estamento castrense. Además, en agosto las Fuerzas Armadas reúnen a su consejo para aprobar ascensos y ceses, una oportunidad para que el Gobierno promocione a los uniformados afines.
Los oficiales contrarios a Erdogan, gulenistas o no, han podido pensar que esta era la última oportunidad de disponer de fuerzas bajo su mando, y se han lanzado a un golpe mal preparado.
Por qué fracasó
La escasa preparación; la falta de apoyo amplio en el Ejército, el nulo control sobre redes sociales y medios de comunicación privados; y la movilización de los partidarios de Erdogan, que salieron a la calle y se enfrentaron a los tanques y las balas. Estos son los factores que, por separado o de manera combinada, hicieron fracasar la intentona, según la prensa internacional.
Sinan Ulgen, analista del Centro Carnegie para Europa y exdiplomático turco, ha explicado a Reuters que quienes actuaron lo hicieron fuera de la cadena de mando oficial, y por tanto no pudieron contar con medios suficientes para tomar ninguna instalación militar de importancia o capturar a los dirigentes del Gobierno y del AKP, el partido de Erdogan. Eso les condenó al fracaso desde el principio.
De nuevo en la BBC, Paul Kirby considera que la llamada de Erdogan a la CNN, instando a los ciudadanos a "tomar las plazas", fue fundamental y dio un giro a los acontecimientos. La clave del éxito para los golpistas era mantener al presidente fuera de juego, y no lo consiguieron.
Las portadas de los periódicos digitales de todo el mundo en la noche del golpe le daban la razón a Kirby y a Erdogan: era "el pueblo" quien frenaba el golpe, atendiendo la llamada de su líder. "Los confabulados pagan un alto precio mientras los ciudadanos turcos ayudan a Erdogan a mantenerse en el poder", titula este domingo el británico The Independent.
Un golpe del siglo XX en pleno siglo XXI
"Este golpe fue obviamente muy bien planeado pero usando un manual de los años 70". Así lo ha explicado a Reuters Gareth Jenkins, escritor e investigador en asuntos militares afincado en Estambul. Lo sucedido recuerda a Chile en el 73, a la propia Turquía en 1980 o al 23-F en España un año después.
Ishaan Tharoor, en el Washington Post, cree que el levantamiento "fue mal preparado desde el principio, empezando por la comunicación de su mensaje" a través de la televisión pública, tomada por los sublevados. Erdogan, por su parte, recurrió a Face Time para comunicarse con el mundo exterior y con sus partidarios a través de videollamada. "En la era del smartphone, el intento de golpe tal vez no tuvo ninguna oportunidad", reflexiona Tharoor.
Otro tanto piensa Andrew Finkel en The Guardian."Ha sido el intento de tomar el control de una sociedad compleja con las tácticas antediluvianas de tomar la televisión estatal y sacar algunos tanques a las calles. Es como si los conspiradores no hubieran oído de redes sociales".
Finkel contrasta esta intentona casi de opereta (si no fuera porque ha dejado más de 200 muertos) con el que en su opinión es el verdadero golpe contra la democracia, la libertad de expresión y el imperio de la ley: el que desde hace tres años lleva a cabo, "a cámara lenta y de forma metódica", el propio Erdogan, quien ahora se sentirá legitimado para avanzar en su control de todos los resortes del poder.