
"Me faltan algunos odios todavía, estoy seguro de que existen." Esto decía Louis-Ferdinand Céline a mediados del siglo XX. El autor de esa obra maestra que fue "Viaje al fin de la noche" cumplirá este 2011 50 años desde su muerte. Una fecha más que destacada para la cultura francesa, ya que después de Marcel Proust y de "El principito" de Antoine de Saint Exupery, Céline es el autor francés del siglo XX más leido y admirado. Su lenguaje agresivo y tajante generó escuela. Escritores como Henry Miller o Bukowski no hubieran existido sin este terrible profeta de lo oscuro. Sin embargo no habrá celebraciones por los cincuenta años de la muerte de Céline. Estaban programadas, pero han sido suspendidas. ¿Por qué se ha parado el homenaje a uno de los mas grandes autores franceses, que escribió una novela antibélica tan espantosa como fascinante, "Viaje al fin de la noche"?
La respuesta es sencilla: Céline, genio literario, apoyó al régimen nazi durante la ocupación de París. Y era un antisemita enfermizo. Publicó panfletos contra los judíos atacándoles cruelmente. Ideológicamente, Céline sentía un rencor amargo, y evidentemente no demostró en absoluto ser una buena persona. Resumen hasta aquí: "como escritor, un genio. Como persona, un cabrón" (a pesar de que parezca un insulto por mi parte, esta definición que acabo de dar no es mía, sino que la ha manifestado hace apenas unas semanas el alcalde de París, Bertrand Delanoe).
AHORA BIEN: ¿POR QUË SE HAN SUSPENDIDO LAS CELEBRACIONES EN HONOR A CÉLINE?
Esta es la pregunta esencial. Serge Klarsfeld, cazador de Nazis y Presidente de la Asociación de Hijos de Judíos Deportados de Francia, ha puesto el grito en el cielo por la intención del gobierno frances de homenajear al escritor. El resultado es que el ministro de cultura francés, Frederick Miterrand, ha anunciado que se suspenden estos homenajes.
Céline fue detenido en Dinamarca al acabar la Segunda Guerra Mundial. Pasó dos años en prisión. Se pidió su extradición para ser fusilado en Francia. Pero al final se benefició de una amnistía general en 1951. Era médico. No pudo volver a ejercer la medicina. Los últimos años de su vida fue odiado, repudiado y apartado de la sociedad. Su propia ideología acabó definiendo su castigo. ¿Pero es que las ideologías de un hombre son suficiente para cubrir su talento con una manta? La censura ha obrado de manera muy sutil. Como Céline era una mala persona, por ser antisemita, su obra también es mala.
Pero su "Viaje al Fin de la noche" no es antisemita. Es antibelicista. Y una obra maestra. Me parecería justo homenajear a Céline, y en esos homenajes hablar tanto de la magnificencia de sus libros como de su pobreza como ser humano. ¡PERO ELIMINARLE DE LA PROGRAMACIÓN CULTURAL FRANCESA ES INDIGNANTE! Es obra de quienes piensan que su moral les da derecho a tapar las obras maestras de quienes no pensaban como ellos.
Pues bien: nos cargaremos por Anti-semita a Louis Ferdinand- Céline. Seamos justos entonces, y que esos mismo grupos que quieren derribar al escritor francés por esa razón, se preparen para hacer una campaña contra otros que han cometido los mismos pecados: o apoyar al régimen nazi, o directamente anti-semitismo desde mucho antes del nacimiento de Hitler: Gunter Grass, maravilloso escritor que de joven milito en las SS. Al paredón. Ingmar Bergman, extraordinario director de cine que en su adolescencia se dejó seducir por la pompa del nazismo: al lago! Ezra Pound, uno de los grandes poetas del siglo XX, colaboracionista con el Eje: a la hoguera! T. S. Eliot, antisemita además de poeta y dramaturgo: al látigo!. Pío Baroja: uno de los grandes literatos hispánicos, antisemita: eliminémosle del juego!. Y preparense para continuar esta caza de brujas de aplastar al talento antisemita, porque entre los que hay que eliminar se encuentran nada menos que Francisco de Quevedo, William Shakespeare y Miguel de Cervantes!!!!!!!!
Las ideas de un hombre le convierte en buena o mala persona. Esto es juzgable durante su vida. Pero más allá de estas ideas, un hombre puede dejar un legado maravilloso, como es el caso de Louis Ferdinand Céline y de su literatura. El refrán dice que muerto el perro se acabó la rabia. Es obvio que no, que siguen rabiando hasta contra los muertos, y que estos perros saben ladrar, y saben morder.
Pero son perros que no saben leer. Y leer, es algo que es privilegio del ser humano.