Sabor amargo pero con el trabajo hecho
A las nueve menos cuarto de la mañana el juez hacía pruebas con su cámara en el hall del hotel. Y hoy, sí, se le notaba más tenso.
Los geos nos han indicado a cada uno de nosotros en que vehículo debíamos subir. Los periodistas íbamos los últimos en un minibus junto a los escoltas que protegen al juez a diario en la Audiencia Nacional.
El hotel Palestina es un edificio enorme en el centro de la ciudad. Por fuera, se sigue pareciendo a la imagen que tenemos todos en la cabeza pero por dentro es irreconocible. Lo han tirado y lo están reformando. Las paredes estaban encaladas y todavía no se han montado ni baños, ni ventanas, ni puertas.
El juez ha entrado firme, sin dudar, en la habitación de Couso. Y se ha dirigido al balcón. Después ha sacado su trípode y su cámara (la suya, no la del juzgado) para grabar lo que veía Couso cuando recibió el impacto del proyectil.
Allí ha preguntado a los testigos. Ellos no dudan que EEUU sabía que allí había periodistas. Silvia, la secretaria judicial, apuntaba a mano cada palabra de los testigos.
Antes de marcharse han visitado la habitación del compañero de Reuters que murió en el mismo ataque. El juez ha designado a un joven iraquí llamado Haider como la persona encargada de quedarse en el balcón mientras él se trasladaba al puente.
El puente de la República (esa es la traducción en castellano) tiene mucho tráfico. Los iraquíes solo han permitido bajar a ocho personas de la comisión judicial y tres cámaras: la del juez, la de los abogados y la nuestra.
Pedraz ha mirado, ha colocado trípode y ha enfocado. Poco a poco ha ido acercándose al lugar exacto donde estaba colocado el carro de combate. Pero se ha quedado a 20 metros de ese lugar… Los policías iraquíes no le han dejado pasar.
Fuentes jurídicas dicen que la primera impresión del juez es que había buena visibilidad.. Hacía un día soleado con algo de bruma que no impedía mirar a lo lejos.
El juez se marcha mañana. Vuelve a España con la prueba que buscaba y la que necesitaba para saber si el ataque al hotel palestina fue por error o intencionado.
Los demás nos llevamos la sensación del trabajo hecho, de haber podido contar un paso más en ese camino de la justicia universal y en la investigación de la muerte de Couso.
Y nos marchamos, me marcho, con un sabor amargo. Dicen que antes de la guerra, Bagdad era una ciudad alegre. Hoy es caótica, con atascos, llena de controles, muy destruida y donde a las mujeres no se las ve por las calles.