En el metro, para tirar a Chueca o a Sol y tomar algo mientras callejeamos.
En la puerta de la Fnac, para escuchar unos discos.
En el ¡Madrid Rock!.. ¿os acordáis?
En la puerta del Mcdonalds, a lo "punto de encuentro".
En la de la fundación Telefónica, para una expo.
En la Casa del Libro.
En las escaleras del cine Capitol, para vernos una.
En Callao, para ir bajando por Preciados a golpe de tarjeta.
En...
¿Cuántas veces habremos quedado en Gran Vía a lo largo de nuestra vida?
La Gran Vía cumple 100 años y nosotros queremos celebrarlo con vosotros. Queremos montar una pieza con vuestras fotografías, así que, si os apetece, podéis...
¡Hola! Resulta que me ha entrado otra vez el gusanillo de los post literarios, a lo Café Gijón, en los que todos llegamos con nuestros libros arrugados, releídos o recién estrenados, arrastramos la silla de cuatro patas hasta una mesa pequeña, de esfera marmórea, viejuna, con restos de posos de café que ya jamás se borrarán por mucho que pasen una bayeta, y nos vamos encontrando para contarnos la vida.
Será por haber releído estos días a Delibes y todos vuestros comentarios que han ido haciendo un largo relato de su obra o será, también (y, quizá, sobre todo), por la entrevista a Caballlero Bonald (un caballero de dos siglos) que emitimos...
"Las cosas podían haber acaecido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Después de todo, que su padre aspirara a hacer de él algo más que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a él le afectaba..."
(El camino, 1950)
Delibes, maestro, hasta siempre. Muchas gracias por todo.
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Nota 1: Os dejo aquí un vídeo que acaba de enviar un bloguero (onthe), lo acabo de ver en los comentarios y he decidido subirlo. Por cierto, qué emocionante comprobar com...
Parece que no. Después de lo escuchado (y después retractado, en la línea del "donde dije digo digo diego" al que ya nos estamos acostumbrando) sobre el contrato precario de los jóvenes que al parecer tenía intención de proponer la CEOE a los sindicatos (ese "contrato de inserción" para menores de 30 años), me dan ganas de versionar el texto de Ruben Darío con una adaptación a los nuevos tiempos: "Juventud, divino tesoro,/ ¡te vas para no volver!/ cuando quiero currar no curro/ y a veces curro sin querer/". Porque claro, una cosa es tener ganas de incorporarse al mundo laboral y otra trabajar (según la Rae: tener una ocupación remunerada) sin...