"Desde una arboleda cercana llegaba el chirrido regular de un pájaro, un ric-ric, como si estuviera dándole cuerda a algún mecanismo. Nosotros hablábamos de él como del pájaro-que-da-cuerda. Fue Kumiko quien lo llamó así. No sé cúal es su auténtico nombre. Tampoco sé cómo es. Pero, se llame como se llame, sea como sea, el pájaro-que-da-cuerda viene cada día a la arboleda que hay cerca de casa y le da cuerda a nuestro pequeño y apacible mundo."
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (Haruki Murakami)
He pensado que este fragmento de una de las obra emblemáticas del japonés Murakami podría abrir la veda de los relatos que cada verano hacemos en este blog de La2N. Se trata de abrir la caja de la imaginación y echarla a volar para que nos lleve a lugares distintos. Las opciones son múltiples: seguir el relato, inspirarse para escribir uno nuevo, dejar una reflexión, recomendar otros fragmentos de otras obras que nos den pistas para nuevas lecturas, vínculos a músicas, sugerencias de películas... El abanico de posibilidades es ilimitado.
Dicho esto, siguiendo la tradición y con cierto pudor porque siempre me toca la primera, empiezo:
"Sonó el despertador. Se dio la vuelta en la cama y vio el espacio revuelto y vacío del otro lado. Acarició las sábanas despacio y las olió. Inspiró profundamente. Era incapaz de saber qué sentimiento le provocaba aquel olor. Ya no acertaba a definir si era ternura o hastío, ni siquiera sabía si era su olor o era su olor. Giró hacia su propia almohada, clavó la mirada en el techo blanco de la habitación para quedarse un rato escuchando a la mañana colarse por la ventana y al cabo de unos minutos, se inquietó. No se oía nada. Cerró los ojos para concentrarse bien, agudizó los oídos y buscó. Nada. El ric-ric también había desaparecido."