Entender un lenguaje ajeno no es sencillo. Entenderlo y hacerlo tuyo como para llegar a contar una historia es todo un reto. Y a ello nos pusimos la pasada semana más de 60 personas en el taller 'Cómo hacer un webdoc', una actividad que formaba parte del Festival Documenta Madrid.
La iniciativa, impulsada por Lucía Andújar y María Yáñez y con el apoyo del Lab de RTVE.es, pretendía llegar a conciliar las sensibilidades de profesionales tan diversos como desarrolladores informáticos, periodistas o cineastas para dialogar sobre el presente y futuro de la interactividad en el documental.
Foto: Ingenio Virtual
Partiendo de los grandes referentes internacionales, como NFB, Arte, MIT o i-Docs, la conversación se centró en detectar de qué forma puede mejorar la interacción una historia lineal.
En la segunda jornada del encuentro, cinco autores presentaron sus proyectos para detectar errores, aciertos y la potencialidad de sus ideas. Y del diálogo surgieron ideas, baratas y accesibles, para implementar la experiencia de usuario. Desde pedir al usuario que tocara determinados materiales como la madera o el bronce mientras navegaba fotos en 360º grados de distintas obras del genial escultor Eduardo Chillida, hasta lanzar campañas de crowdfunding para crear comunidad en torno a proyectos tan personales como ‘Unos’, un webdoc sobre personajes valientes y resueltos a vivir sin temores.
De esas más de 8 horas juntos extraemos las siguientes conclusiones:
1. HAY GANAS. Hay muchas ganas entre los creadores españoles de investigar nuevas narrativas, en las que el usuario tome las riendas de la historia. Estamos en un momento de confluencia entre narradores en internet que buscan nuevas formas de mejorar la emoción de sus historias y cineastas que ven en internet una nueva pantalla de difusión y necesitan entender qué puede llegar a aportar la interacción en el desarrollo de su narrativa.
2. A LA ESPAÑOLA. Queremos hacer webdocs pero nos da sarpullido pensar que tenemos que hacerlos a la americana. Bebemos de las fuentes canadienses o francesas, como grandes paradigmas del actual webdoc a nivel mundial, pero debemos pararnos a analizar cuál es la identidad de la cultura digital española para generar producto con ese sabor auténticamente nuestro.
3. EXISTE COMUNIDAD. Docs-Barcelona, Docs-21 en Zaragoza y este taller de Documenta Madrid ha conseguido impulsar un lugar de encuentro, en apenas dos años, para generar comunidad en torno a este nuevo formato.
4. NECESITAMOS DE APOYOS. Un webdoc no es el fruto de los descartes del lineal y, como tal, necesita de una producción y una financiación en paralelo. De esta forma, desarrollar el webdoc en España sin medios es inviable.
5. NADIE SABE CÓMO HACERLO, HAGÁMOSLO JUNTOS. El webdoc es una disciplina realmente embrionaria en nuestro país que pocos se han aventurado a explorar. Ese es su mayor fuerte y su mayor debilidad, porque aunque está todo por descubrir las bases sobre las que iniciar la construcción aún están cimentando. Y es pues una ocasión perfecta para acertar y errar juntos.
Si no pudiste asistir al taller, no temas. Aún estás a tiempo de unirte a esta pequeña comunidad incipiente, abierta y en pleno desarrollo.
Tienes varias formas: puedes seguir en Twitter el hashtag #hacerwebdoc bajo el que se quiere agrupar la conversación de esta comunidad en las redes; puedes incluir tu correo electrónico en este titanpad desde el que se creará una lista de correo para futuros encuentros -la idea es reunirse mensual o bimensualmente-; y también puedes colaborar en este Manifesto impulsado por Paola Rey y David Losada, de Maloka Films, sobre la bases del webdoc español.
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