En una época en la que se cincela la firma con letras de oro, en la que lo importante es estar en los créditos aunque uno no sepa bien qué ha hecho para estarlo, el Lab pierde hoy a su alma. Sí, nos quedamos sin esos que nunca firman pero que solo saben hacer y hacer bien.
El departamento técnico del Lab -es la fórmula máxima que nos permiten emplear para referirnos al mejor equipo técnico que jamás podremos tener (y sí, esto es opinión personal pero si no para qué narices es un blog)- se despide. Y no me da la gana de que se vayan sin que hagan ruido.
Ellos tiene nombres y hoy no pienso ponerles el pseudónimo aséptico de Equipo Técnico, Equipo de Tecnología, Equipo de Desarrollo… ¿Pero tanto nos están deshumanizando las empresas que olvidamos llamar a nuestros compañeros, COMPAÑEROS, por su nombre?
En este año -es acojonante pero sí, solo hace poco más de un año que vinieron a salvarnos de un trabajo ramplón para ponernos en la élite del reportaje interactivo en español- David, Fran, Carlos y Belén han hecho lo imposible: nos han vuelto a hacer creer que se puede convertir en realidad lo que en nuestras cabezas es solo una entelequia.
Será por eso, porque yo quiero seguir soñando como ellos me han permitido (pensando en excel, creyendo que “todo es posible, con un poco de tiempo”) que el sueño se me ha revuelto esta noche previa a las despedidas y ando desvelada y contrariada en la cama. Tanto como para encender el portátil y escribir unas líneas.
Y os digo una cosa, lo que menos voy a echar de menos es vuestra capacidad para escribir código, aunque dudo que encuentre a virtuosos de vuestra talla. Lo que más voy a añorar son esos ratos en los que ni yo os entiendo porque habláis en marciano de jsons, ni vosotros me entendéis a mí cuando no paro de decir lo importante que es incluir un cintillo.
Tú que lees sin saber bien por qué este arranque, solo mírate estos proyectos y entenderás de qué hablo.
Estafeta 1,
Isabel,
JFK o
La Transición Real salieron de sus manos y yo aún tengo la boca abierta, no sé tú.
Y como prefiero pedir perdón que permiso, publico. Os quiero. Buena suerte. Y gracias por TODO. Os veo en el googletalk. Me vuelvo a la cama.
PD. Se va también el que dentro de poco será mi jefe, Adri, nuestro becario de este verano. Ten paciencia conmigo en el futuro, que a mí el árabe se me va a dar mal y además me va a costar horrores aprender a escribir código. Gracias por estos meses en los que me has enseñado tanto. Buena suerte, aunque no la necesitas.
Gracias a vosotros.
Nada de esto sería posible sin unos pedazo de profesionales como vosotros.
Publicado por: Ruizfrontend | 28/08/2014 en 10:47
Como bien decía David, muchas gracias.
En este año hemos podido aprender muchas cosas, pero me quedo con el lado humano.
Personalmente te diré que ha sido uno de los proyectos en los que más he disfrutado estar y eso ha sido gracias a tener al lado a personas como vosotros.
Publicado por: Carlos | 02/09/2014 en 16:26