Espejos de Photoshop
lunes 29.abr.2013 por Julia Varela 3 Comentarios
Los espejos del probador de H&M y los de mi gimnasio están trucados. Te ves más larguirucha, más flaca. Por eso llamé a la Unión de Fabricantes de Espejos.
Me confesaron que, entre otras artimañas, si a un espejo finísimo (3 o 5 mm de grosor), le colocas detrás un objeto pequeño, es fácil generar ese efecto estilizado. Un palillo, por ejemplo, que inclina levemente el cristal y nos convierte en dibujos de Jordi Labanda.
Cada día nos reflejamos mil veces, nos multiplicamos en baños, escaparates, retrovisores, tuits e Instagram. Vamos por ahí besándonos en superficies reflectantes, reales o virtuales.
Esther Sabetpour también se busca en un cristal, el de la lente fotográfica. Pero lo suyo no es egomanía sino reconstrucción y terapia.
Esther posa desnuda con su piel quemada, igual de agredida que ese muro.
El 23 de agosto de 2010 se cayó de una torre de alta tensión durante el Rototom, el festival reggae de Benicàssim. La descarga eléctrica afectó a un 35% de su cuerpo. Y se rompió muchos huesos.
No recuerda casi nada, no tiene pistas de por qué estaba allí subida y quiénes eran los dos desconocidos que fueron testigos del accidente. La caída le produjo amnesia total.
Solo sabe que el dolor la despertó en el Hospital La Fe de Valencia, donde pasó varios meses en compañía de médicos y enfermeras, sin apenas visitas. Por eso busca lugares abandonados y decadentes donde retrasarse. Porque hacen referencia a ese aislamiento.
Esta fotógrafa es británica, de madre escocesa y padre iraní. Su serie titulada Recovery recoge unas 200 instantáneas que documentan el proceso de recuperación.
Cuando regresó a Reino Unido, decidió ahondar en la herida. Aunque era traumático ver cada día su epidermis marcada, se armó de crudeza y empezó a emplear la cámara como espejo cientos de veces. En realidad, quería curarse por dentro.
Las fotos la ayudan a encontrarse: "La amnesia es algo muy abstracto porque no puedes relacionar lo que sientes con un lugar o un tiempo determinado. Primero te provoca ira y luego desorientación", me cuenta.
Incluso las posiciones, gestos y las medias desgarradas y asfixiantes (como las de la imagen) buscan reflexionar sobre el daño que atravesó.
La soledad de la meseta iraní es, aquí debajo, una metáfora de la suya propia. O más bien una continuidad camaleónica entre la arena fragmentada y su piel a trozos:
Su accidente es ya un caso cerrado por la policía de Benicàssim. Esther Sabetpour regresó en su momento a España, al lugar de los hechos, pero se sintió frustrada al no poder rememorar ni un detalle. La solución fue continuar exponiéndose al objetivo de su Canon para expiar depresiones.
Las cicatrices disminuyen con el tiempo y ella continúa viajando para realizar, entre otros proyectos, sus reportajes de bodas.
Sí, porque Sabetpour, quizás debido a la herencia asiática vía paterna, hace fotos de enlaces interculturales.
Retrata a novias musulmanas e hindúes enjoyadas con mil pendientes y otros adornos, con tatuajes de henna y sedas de colores. Las inmortaliza brillantes para siempre, como envueltas en suaves gasas de luz.
Mientras ella, de vuelta a casa, se quita las vendas, la ropa y se escudriña el sufrimiento. O se enfunda -al más puro y duro estilo Lapielquehabito- en una epidermis falsa (en la foto anterior).Y se encara con los espejos para aceptarse. Los de ella no están trucados ni manipulados con Photoshop.
Esther es una superviviente en esta jungla de pantallas.
@VarelaJulia
paruz dijo
cuando te hacen una mastectomía ,lo más díficl es enfrentarse con el espejo y este por muy trucado que esté nunca reflejará como eras antes.Es lo mejor que puedes hacer y cuanto antes mejor. Esther además es una artista¡Enhorabuena!
Esther dijo
Imagina cómo tiene que ser tu vida cuando todos te miran como a un bicho raro... llevo una tirita en la cara, a causa de un golpe y una pequeña cicatriz. Pasé varios días jugando a mi propio despiste, la gente me miraba por la calle, ¿me ha sentado bien la primavera?... entonces llegaba a uno de esos espejos perseguidores, un ascensor, un escaparate... y me reía al darme cuenta del motivo de las miradas.
Bravo a Esther por encontrar otra belleza en las heridas que ni tan siquiera recuerda.
María Pilar Álvarez dijo
El trabajo que ha hecho Esther Sabetpour es admirable: sus fotos son de una belleza, una profesionalidad y sensibilidad tan exquisitas y admirables que estoy segura que con mirarlas la piel se rehidrata y se suple la memoria perdida. Gracias por este magnífico trabajo a ella y a ti, Julia Varela