Fundido a negro

La protagonista del lienzo central se llama Bunny y es la novia erótica. Lo dice el tono lascivo de su mirada. Los otros dos que observan son sus artífices. El catalán Rai Escalé la sostiene con cierto paternalismo. El que posa orgulloso es Milos Koptak, de Bratislava.

Bunny podría ser la novia prostituta. La novia de todos. También podría haber salido de esa especialización pornográfica donde la actriz aparece con ropa nupcial, velo incluido. El subgénero existe, me comentan los artistas, al igual que el de las monjas pervertidas.

Pero, en realidad, Bunny es solo una de las lecturas de un cuento que comenzó con unas antiguas fotografías familiares de Milos: primas y abuelas a punto de casarse. Eran novias ancestrales eslovacas, pero parecían muchas otras cosas.

Coronadas de flores y portando ramos blancos, con expresión pálida y asustada. Casi más difuntas que vivas. La languidez de las imágenes sonaba a cadavér. Novias muertas como las que mencionan algunas leyendas centroeuropeas, explica Rai: "Jóvenes que fallecieron sin estrenar el vestido y que están condenadas a vagar como espíritus".

A esa connotación esotérica se suma otra. En el supuesto día más feliz de su vida, las parientes de Milos apenas sonreían. Como si encarasen con inseguridad y pureza de inexpertas el enlace inminente.

Novias santas. Mujeres sin mancha. Madonas. Vírgenes a pocas pinceladas de convertirse en fantasmas.

Esta es la historia de las Propter Nuptias que han imaginado Escalé y Koptak. Un título que rescatan de una expresión del Derecho Romano, la propter nuptias donatio, algo así como la dote, el dinero, que el marido promete a la mujer para afianzar el matrimonio.

"Nos llamó la atención esa idea de la existencia de una donación para asegurar el correcto matrimonio". Para que todo esté bien atado desde el principio.

Ellos también están enganchados, son pareja, aunque solo artística. Han superado diversas crisis, han tildado de chapuza y cagada la intervención del otro cuando lo creían conveniente. Ahora aseguran que se entienden. En el mundo de la creatividad y las egolatrías, pintar a cuatro manos y cuatro ojos tiene su mérito.

Contactaron en 2007 vía Internet. Cada uno se reconoció en el trabajo del otro. A la semana, el eslovaco apareció en Barcelona para iniciar la colaboración con Rai.

La obra de ambos es expresionista. Emplean las líneas sinuosas y la intensidad emocional que caracterizó a ese movimiento de vanguardia. Pero, para los claroscuros, toman como referencia el Siglo de Oro de la pintura española. "Nos gusta decir que hacemos barroco moderno", puntualizan.

También los pintores del XVII inspiran el nombre de este proyecto conjunto, Miroir Noir. Espejo negro, en francés.

Los retratistas de entonces, después de mezclar colores durante horas y estudiar a la modelo, necesitaban descansar la mirada. Refrescarla para no cometer errores cromáticos.

La solución era observar un espejo negro. Esos minutos de pupilas fijas en el miroir noir les ayudaban a reiniciarse.

Es lo que cuenta la anécdota histórica. Lo que la actualidad dice es que también hoy nuestros ojos solo reposan cuando las pantallas se apagan. De ahí el título de la serie televisiva Black Mirror, que reflexiona sobre la omnipresencia y evolución tecnológica.

Así que lo siento Charlie Brooker, porque Ribera, Zurbarán y coétaneos fueron los primeros en indagar en este curioso sistema de reseteo.

Ya sabéis, frente a las obsesiones visuales, unos segundos de pausa contemplando la oscuridad estática. Y vuelta a empezar con el dedito en la tablet. O con los brochazos.

Milos y Rai tienen un cuadro favorito entre todas sus Propter Nuptias. Lo han modificado una decena de veces, entre Bratislava y Barcelona. El nombre es Flower Girls. Son las damas de honor más blancas que he visto surgir de un fondo negro.

No obstante, me sincero. Cuando saqué esta foto, no supe decidir quién era el espectro. Si el creador o la criatura. Tal vez debería conceder un respiro a mi retina. Sí, eso. Abajo los párpados. Buenas noches.

@VarelaJulia