Coworking castizo
lunes 2.mar.2015 por Julia Varela 2 Comentarios
Arquitecta conoce a arquitecta. Empeñadas en construir, en edificar sobre piedra, papel, vaso o lo que pillen. Obsesionadas con ese horizonte que no puede faltar en el Instagram de cualquier urbanita: el skyline de la ciudad.
Me las imagino sonámbulas dibujando una línea de rascacielos interminable en la pared de su piso. Una noche tropezaron con el tabique y despertaron con las ganas de sinergia entre ceja y ceja. Entonces se asocian para montar El Complot Coworking.
Es uno de esos espacios de trabajo que desde hace unos años acogen al profesional libre que no es solitario. Y que pasa de trabajar en pijama.
En Madrid y Barcelona caminamos, as usual, más lentos que en el resto de Europa, pero ya existen unos cuantos lugares de referencia donde alquilar tu rincón laboral sin sentirte aislado.
Porque en los coworking, aunque cada uno está a lo suyo, se generan colaboraciones, se interactúa, de eso va la historia.
De encontrar otras cabezas que apuntalen tu trabajo, retroalimentarse y crear cositas buenas. Cooperación.
Lo que ocurre es que no todos los freelance viven en zonas jóvenes y modernas donde estos centros suelen ubicarse. Gentrificaciones aparte, mucho trabajador por cuenta propia está arrendado en vecindario obrero y también le gustaría tener la oficina bonita cerca.
Para cubrir esa necesidad surgen coworking como El Complot, en plena Prospe, el barrio de Prosperidad, donde el casticismo fluye en la boca de cualquier paisano. Madrileños de toda la vida, cual torrezno en flor, los mismos que husmean en torno al local y preguntan que qué se hace ahí dentro, que si es una gestoría.
Pero a Eva y Sonia no les frena la rumorología popular ni el olor a porras chulapas y deciden dar rienda suelta a los palés. Ese gran objeto del transporte de mercancías que una vez reciclado te hace sentir como en casa de artistas.
La intención hogareña no se queda ahí. Estas arquitectas -que se autodenominan La FaB- también quisieron idear una vajilla para los usuarios que tenían que comer frente al ordenador.
Les sobrevino de nuevo la neurosis del skyline y decoraron con ese motivo las tazas y platos para sus coworkers.
Pero como seres insaciables de asfalto, esa silueta urbana continuó reproduciéndose por encargo. Hoy, es el diseño corporativo en El Complot y ellas, La FaB, se han convertido en una especie de hackers de la cerámica y el vidrio.
"Si tu vajilla es sosa, nos la dejas y te la transformamos". Se devanan para plasmar peticiones, que hasta ahora han ido desde platos inspirados en la afición de una chica por los puzles e imperdibles, hasta "una taza dedicada a un chaval que saca malas notas" o el menaje para una novia solidaria con las palomas callejeras.
"Mientras pintaba el skyline de la primera vajilla, Mateo, mi hijo de tres años, me dijo que él también quería una con su casita", comenta Eva. De esa solicitud infantil surgió una línea para los más pequeños que incluye (como refleja la foto inferior) una alusión al niño en cuestión.
"Para nosotras es muy importante la idea de ciudad porque nos recuerda de donde partimos, la arquitectura. A todos nos gusta sentirnos de una ciudad, de un pueblo, de una casa, de un hogar...". Llámale patria, infancia, república independiente. Un lugar al que te vinculas. Comienza la era del coworking más casero de todos.
@VarelaJulia
Juanjo dijo
Hola Julia. Muy, muy interesante; no esperaba menos. Desde mi punto de vista, tus artículos han de ser disfrutados pausadamente, al tiempo que se saborea una buena taza de café acompañada -como hoy es el caso- de un trocito (trozo, más bien) de tarta de moka; aunque luego haya que compensar tal goloseo con unos kilómetros de bici :)
Las personas que ejercen la arquitectura tienen una habilidad fuera de lo normal a la hora de crear armonía entre la ciencia y el arte. La idea de estas chicas me parece genial. Me pregunto si no les dará pena desprenderse de cada una de sus creaciones.
¡Ah!Hace poco estuve en Madrid y quise ir a visitar la tienda de las especias pero, precisamente ese día, tenía que volver a Salamanca temprano y no dispuse de suficiente tiempo. ¡Otra vez será!
¡Saludos y gracias por esa manera tan agradable de contarnos cosas!
Juanjo :)
paruz dijo
Desde que vi hace muchos años una mesita de centro construida con palés, me encanta todo lo hecho con este tipo de madera,al natural o pintada.Pronto me haré algo yo misma.