Pariendo tribus
miércoles 2.dic.2015 por Julia Varela 4 Comentarios
Se habla, se comenta, se tuitea desde hace unos meses, sobre la existencia de una nueva tribu urbana: los muppies.
Esta nueva etiqueta se la ha inventado, como casi siempre, una bloguera estadounidense. Su nombre es Michelle Miller y el hecho de que en su currículo figure un MBA y haber sido ejecutiva en JP Morgan, parece que imprime renombre a la ocurrencia.
En su primera novela titulada The Underwriting, Michelle habla de empresas, política y sexo en San Francisco. Es ahí donde menciona a los muppies, una palabra que combina millenials (miembros de la denominada Generación Y, nacidos entre 1980 y 2000) con yuppies (el young urban professional ochentero).
En realidad y, a modo de resumen, los muppies serían una evolución natural de los hipsters. Con o sin barba, pero mucho más tecnológicos y ecológicos. A saber:
1) Los muppies sienten inclinación por lo saludable. Tienen, por ejemplo, una marca preferida de zumo/licuado de verduras bio, toman leche de soja o almendra, comen aguacate y hacen yoga o corren a menudo, son runners.
2) Además, han descargado al menos 20 aplicaciones en su teléfono y el número de amigos de Facebook ronda los 750. Usan los verbos googlear e instagramear. Envían emojis a discreción. Les atraen las finanzas y su horizonte profesional se encamina hacia montar una startup.
Ah, también les gusta la ropa cara, de firma, pero que no se note. De esta manera, el muppy se suma al listado de clanes patentados por la cultura popular desde la década de los 90. Fue entonces cuando surgió el término metrosexual, que escribió por primera vez el periodista inglés Mark Simpson. Aludía al afán narcisista del hombre metropolitano. El culto al físico por parte del heterosexual de ciudad.
Luego llegó el übersexual, también preocupado por las cremas pero que ponía mayor acento en resaltar su virilidad. Y el macho se enrudece todavía más con la aparición del lumbersexual (de lumberman, leñador, en inglés), con su desaliño, camisa de franela a cuadros y barba poblada.
De ahí al hipster hay un paso importante: el de la gentrificación del centro de las ciudades. Respecto a la estética, la barba del leñador se refuerza y a esto se suma la bohemia, el gusto por los alimentos orgánicos, la bici y el iPhone.
Los hipsters no se han ido a pesar de que hubo un momento en que los normcore amenazaron con eclipsarlos. Fueron los cazatendencias del grupo neoyorkino K-Hole quienes dieron nombre a una actitud despreocupada y casual a la hora de vestir, una aparente normalidad, con el chándal y las zapatillas New Balance como epicentro del fondo de armario.
Los normcore son de apariencia corriente, anodina, básica y transmiten la idea de que no se han esforzado lo más mínimo en diseñar su imagen. Fingida dejadez que no logró desbancar al hipsterismo, probablemente la primera tribu social globalizada. Fácil de encontrar y reconocer en cualquier capital del orbe.
Ahora han llegado los mencionados muppies que, en teoría, recogen el legado de todo lo anterior.
Después de repasar esta retahíla de etiquetas pasajeras, hay una cosa que me queda clara: inventarse una tribu sólo requiere ponerle nombre a una predisposición social. Y así, por ejemplo, aparece el piyánomo.
Piya, de pijama en inglés. Y nomo, de nomos, la palabra griega que significa ley. La ley del pijama. Es el freelance, el autónomo, que trabaja desde casa, que salta de la cama al ordenador, café mediante, sin quitarse el pijama hasta las 3 de la tarde.
Ahí están los piyánomos, esperando a ser bautizados de manera oficial por las redes sociales. Ahorrando para alquilar una mesa en el coworking de moda.
carmen dijo
Me harías un gran favor si ,en plan de diccionario,me definieses cada uno de los términos "raros " que utilizas en este artículo;cada vez estoy más desfasada del lenguaje .¡Bueno! también la edad y la ignorancia del inglés no ayudan.
rae dijo
Es muy fácil, mira:
Los muppies se van de juerga, se avisan por underwritting. Uno, que es ubersexual preguntó si se ponían las cremas, le respondió un hipster negativamente, que con la gentrificación que había podrían abastecerse cuando quisieran de las pomadas y que en el sarao habría mucho normcore, como que les da igual. Al final el ubersexual respiró y dijo que iría en pijama.
Ya ves, como en los sesenta.
Lorena dijo
Por qué definen sólo a tíos? Es que las chicas somos más eclécticas, mås difíles de encasillar?
YulianaVK dijo
¡Qué miedito, Julia, bonita!! Parece que nos estamos pidendo el 3º Apocalipsis a grito pelao y por favor!!
Tengo casi 100 apps y en móvil y aunque tengo claro q Google apesta, jamas me acercaría a un Apple (Salvo si me obligan en el curro.), ni a Amazone, ni nada parecido.
Me importa un carajo el aspecto y hago deporte a pesar de que mi tiroides esta emperrada en sabotear mis esfuerzos hasta el punto de haberme mandado varias veces al hospital.
No me importa nada en particular de la ropa, salvo que no provenga de la explotación. Y mis cosméticos se reducen a alguna crema barata, CruelityFree y pintalabios tono #RojoCorporativo. Gggggg :DD
PD: ¡¡Como se me acerque alguna tribu urbana + de lo estrictamente necesario, la caneo de lo lindo!! Es que nací en los 70 y ya se sabe q l@s de la Generación X sEmos un pelín aZíN. Jijijiijiji