Calcetando la rutina
viernes 5.feb.2016 por Julia Varela 0 Comentarios
Todo es susceptible de ser calcetado. Incluso un hijo. Aunque reconoce que fue bastante complicado, Marieke consiguió modelar con lana un clon de su retoño. Uno de sus máximos retos en su afán por tejer el mundo. Estas son Marieke Voorsluijs y Barbara Lohnen, dos holandesas, expertas en bodegones de calceta. Lo cierto es que Barbara es más de agujas de ganchillo y Marieke es más de agujas de tejer, pero ambas se dedican a tiempo completo a crear este tipo de naturalezas muertas:
Marieke es diseñadora textil, estudió moda y comunicación en la Universidad de Ámsterdam. Barbara es autodidacta. Cuatro manos que están convencidas de que es factible traducir a lana cualquier objeto de uso diario.
Son, con seguridad, el paradigma de una tendencia mundial, el urban knitting, que se ha exacerbado entre los jóvenes de la ciudad en los últimos años.
La labor tradicional que evoluciona en afición urbanita: Lo que antes era oficio de madres encargadas de abrigar a la familia, ahora es hobby para gente moderna que quiere desconectar del jaleo y hacer algo más despacio.
Una artesanía que se enmarca dentro del movimiento slow (lento), al igual que hornear tu bizcocho de zanahoria en casa o cultivar lechugas en un mini huerto. Cada reproducción les lleva desde dos horas a dos días, depende de la complejidad. Pero la intención es siempre la misma: elaborar réplicas realistas de cualquier cosa común que nos acompaña en nuestra rutina.
"Cuando calcetamos utensilios como una tetera o un tocadiscos, conseguimos que sean más suaves. La comida de lana nunca se pone mala y el movimiento del humo o las burbujas del champán permanecen perfectos para siempre. Pasar a hilo objetos que son de otros materiales siempre es bonito y algunas veces sorprendente", comenta Marieke. El propósito de suavizar y embellecer las cosas vía lana no se queda ahí. Decidieron colocar algunas de sus creaciones en un calendario muy especial que han bautizado como Men with Yarn, literalmente, Hombres con Hilo.
Marieke explica: "Me inspiré en un calendario sexy de chicas pin-up que aparecían exhibiendo partes de coches. Pensé que si hacíamos un calendario donde los protagonistas fuesen hombres interactuando con elementos cotidianos tejidos tendría justamente el significado opuesto". A saber:Marieke le pidió a amigos y a amigos de amigos que ejerciesen de modelos. También uno de los profesores del colegio de sus hijos posa en este calendario doméstico.Nunca nuestras bisabuelas hubieran podido imaginar que de sus castas agujas de calceta saldría, en el futuro, un calzoncillo tan escotado y pop. Como tampoco entenderían que llamemos cupcake a la magdalena. O vintage a sus blusas viejas. Así son las modas casi siempre, reinvenciones de lo conocido, con otro nombre y color.
(Photos by Club Geluk)