Súper modas
lunes 28.mar.2016 por Julia Varela 2 Comentarios
Un año antes de que los neo-herbolarios que parecen galerías de arte comenzasen a divulgar los beneficios de la chía, Javier y Juan ya la vendían en su tienda.
Las semillas de chía -planta iberoamericana- son cada vez más populares. Como el alga espirulina, la quinoa, el açaí, la col kale y el bimi.
Forman parte de un club exclusivo, el de los superalimentos, esas hortalizas y frutas que, al parecer, concentran todas las vitaminas, minerales y ácidos esenciales para convertirnos en gente súper sana.
El eslogan dice que un vaso de kale triturada tiene más proteínas que la carne y más calcio que la leche. Pero la que escribe, después de pagarla a 3 euros el manojo, probarla y hablar con dietistas, puede afirmar que ni en el sabor ni en sus virtudes, esta col rizada supera tantísimo a la berza común. O al brócoli de siempre.
A ver: son muy saludables y hay estudios que prueban su alto contenido en cosas buenas.
La mayoría son hierbas, cereales y frutos centenarios, la alimentación pura y natural, sin pesticidas ni añadidos, de indígenas en Perú, México o Guatemala a lo largo de la historia.
Hoy, producto de la globalización, llegan a Europa como innovadores superalimentos, grandes hallazgos que generan súper modas:
"Es cierto que tienen muchas propiedades. Pero lo que atrae de verdad al cliente es el desconocimiento de estas plantas, la novedad. Y ni te cuento cuando un cocinero mediático las usa en sus platos!", comenta Javier, el de barba.
Javier conoce a Juan -vegetariano- desde el colegio y juntos decidieron abrir un negocio inspirado en la venta tradicional más retro, la venta a granel. Al peso.
Algas rarunas y atractivas para foodies conviven con sacos de garbanzos que adquieren, sobre todo, las señoras del barrio. Tienen una veintena de legumbres, casi todas españolas:
"Si compras un paquete de lentejas de Canadá en el supermercado, claro que es más barato. Pero si tu idea es llevarte justo la cantidad que necesitas y te aseguramos que son lentejas pardinas de un agricultor amigo que las cultiva bajo patrones ecológicos en León...en realidad, comprar a granel no sale caro. Siempre que te importe la calidad, por supuesto", explican.
Este tipo de comercio conecta con la tendencia de vuelta al pasado que está por todos lados, algo que han captado bien las abuelas nostálgicas de la zona que "acuden a por su cuarto de judías", encantadas de rememorar los tiempos del ultramarinos.
Además, es un estilo de consumo responsable con la naturaleza: "Puedes traer tu bote de cristal para que lo rellenemos, así no hay necesidad de generar envases contaminantes. Si no, te facilitamos bolsa de papel o de plástico biodegradable, para que recicles".
Y también encaja dentro del fenómeno slow, que propone un retorno a los modos de vida lentos. Una compra meditada, tranquila y a pequeños sorbos, asesorada por Javier y Juan, que no paran de investigar, frente a la rapidez compulsiva de las grandes superficies. De manera que elegir guisantes puede ser un oasis dentro de esta rutina de prisas.
carmen dijo
Las diferencias son que en los ultramarinos de antes estos productos eran más baratos pues no existía la competencia de los grandes almacenes y también las amas de casa tenían más tiempo para hacer la compra.Ahora es un producto de lujo, donde se puede elegir calidad y cantidad.Cuando me jubile, ¡volveré a este tipo de comercio!
Anna B. dijo
Otra chorrada bastante grande tambien, es la de llamar a algunas comidas por su nombre ingles (como en el caso de "kale") y creernos que son nuevas y nunca vistas, cuando, en el caso de esta verdura, de toda la vida ha existido y siempre se ha llamado col rizada.
Que por cierto, con un poco de aceite y sal y hecha al horno durante 5-7 minutos, supera al brecol en sabor, y a las patatas fritas de bolsa en crujientes, saladas y sanas.