Universo papel
lunes 12.sep.2016 por Julia Varela 0 Comentarios
Apenas se siente humana si no bebe café. Muucho café. Es la segunda de sus pseudo adicciones, después del papel. El que rasga con uñas postizas en una especie de ataque de nervios colorista. Adriana Napolitano tiene 32 años, es italiana y posee la habilidad de convertir en papel todo lo que toca.
Incluso llora lágrimas de celulosa, como vemos en uno de sus autorretratos que no buscan reflejar sonrisas de Facebook y postureo feliz, sino sus "pequeñas y grandes luchas diarias, donde también hay enfados" y momentos infelices.
Está segura de haber heredado las manos virtuosas del resto de su familia: la más creativa su madre, de profesión teleoperadora; también su hermana, buena dibujante y grabadora y, por supuesto, está el MacGyver de su padre, ex trabajador de fábrica.
Aquí lo retrata acompañado de su habitual universo de herramientas traducidas al papel, aunque ahora, ya retirado, lo cierto es que pasa más horas con la mascota: "Se dedica a tiempo completo a ser el canguro nuestro pequeño loro!", confiesa Adriana entre risas.
La geometría a menudo le genera dolores de cabeza y en su casa se acumulan montañas de descartes de papel, "toneladas de trozos que acaban siendo irritantes!".
Pero las ventajas de trabajar con este material superan los inconvenientes: "Es un medio que te permite realizar diseños increíbles de manera fácil". Y no necesitas un papel gourmet: "Mi favorito es el clásico y coloreado, el que puedes comprar en cualquier papelería corriente".
Corta, curva, solapa y pega hasta recrear en papel desde una escena vintage (con su teléfono retro y su mesa cubierta de ganchillo) hasta un bodegón de hortalizas.
Se define como una obsesiva de los materiales: "Cuando voy de compras paso gran parte del tiempo palpando cualquier tipo de papel que encuentro. Lo cierto es que, en general, invierto horas tocando todo!".
Una inclinación que comparte con muchos diseñadores de su generación que han elevado a tendencia mundial conceptos anglosajones como craft y handmade. O sea, lo artesano y manual. Lo digital, pero en lo que se refiere a los dedos y no a la electrónica.
"No sé si este tipo de diseño continuará o se desvanecerá como el resto. Espero que no. Al fin y al cabo, se trata de manos, corazón y genio", opina Adriana.
Todo surgió con una peluca. De papel, por supuesto. La peluca victoriana que luce aquí debajo y que creó para hacerse autorretratos divertidos. Pero, como ella misma escribe, ha resultado ser un tema serio. Nada de papel mojado.
Fotografías de Adriana Napolitano