La historia del arte español estaría incompleta sin Maruja Mallo, porque ella, sin exagerar, y no le gustaría exagerar al conocido galerista Guillermo de Osma, es la gran pintora del siglo XX.
Aunque para Antonio Gómez siempre será la tía Maruja. Una señora curiosa, en todos los sentidos, a la que conoció a los cinco años, cuando fue a cenar por primera vez a la casa de sus padres. Ella tenía sesenta y cinco años y acababa de volver a España.
Tras esa primera cena se convirtió en una presencia constante en su vida, una presencia que no dudaba en aparecer en casa simplemente para hacer una consulta en la Espasa o para ver un documental de la 2 sobre los temas más diversos y marcharse nada más acabar.
Una presencia que llenó de magia su vida.
Una presencia que cautivó tanto a Guillermo como a Antonio, de la misma forma que ahora nos ha cautivado a nosotros.
Maruja Mallo, ejemplo indiscutible de lo que era, es y será el sinsombrerismo.
Para saber más... http://www.lassinsombrero.com/