Esta semana os hemos traído la historia de Trinidad Gallego Prieto, mujer, matrona, enfermera y fiel a sus ideales humanitarios desde el principio hasta el fin de sus días.
Una mujer que trajo al mundo casi tantas vidas como salvó, tanto en los hospitales en los que trabajó como en las prisiones en que estuvo largamente recluida. Desde la jefatura de enfermeras en el Hospital San Carlos de Madrid a la cárcel de Ventas:
"La mujer hasta la República no se podía mover, éramos la nada, con la pata rota y la cocina…"
Trinidad creció en una portería del barrio de Salamanca de Madrid, junto a su abuela, su tía y su madre. En 1931, sin dejar de ayudar a su abuela en la portería, comenzó a estudiar enfermería y matrona. Afiliada al Partido Comunista, al comienzo de la Guerra Civil es enviada al hospital de San Carlos, donde inicia su carrera en el quirófano y la jefatura de enfermería.
Al acabar la Guerra es detenida y encarcelada, por lo que traslada su actividad como enfermera y matrona al otro lado de las rejas:
Tras pasar dos años y medio en prisión sin acusación ni condena, la libertad no trajo la felicidad a Trinidad, ya que vivió una serie de abusos por parte del cirujano que le dio trabajo.
A pesar de todo logra colegiarse como matrona y comenzar a ejercer en un pueblo de Jaén, aunque su asistencia médica a guerrilleros clandestinos al envía de nuevo a la cárcel:
“¿Quién iba a creer a una ex presa comunista y no a un doctor de familia de derechas?...”
En 1997, Trinidad, junto a otras compañeras víctimas de la guerra y la represión, creó “Les dones del 36”, con el objetivo de que la historia no quede en el olvido.
En el año 2011, poco antes de su muerte, en una entrevista al periódico ADN, Trinidad se quita importancia y recuerda: “No soy una excepción, éramos miles de mujeres a las que nos ha pasado de todo, cuando no cosas peores”.
¡Gracias Trinidad!
Para saber más...
http://www.lassinsombrero.com/
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