Parafraseando a Winston Churchill, sufrimos en la mañana de ayer lo indecible para conseguir acceder al anillo olímpico. El fin de semana y el inicio de las series de atletismo "grandes" contribuyeron a que las colas de seguridad se hicieran más largas que de costumbre. Aún así, pudimos acceder al circuito de marcha poco después de que los jueces dieran el pistoletazo de salida a
Paquillo y compañía.
Estoy con Álex , hijo de uno de los más grandes atletas que ha dado la piel de toro, y decidimos quedarnos junto a la delegación española que está animando, además de al hijo de Guadix, a Juanma Molina y Benjamín Sánchez. Entre las voces que se desgañitan en cada paso de los nuestros sobresale la de María Vasco que, sin duda, cuenta las horas para probar el circuito que los chinos han organizado en el anillo olímpico, hecho de un tartán algo más fino y que permite evitar el impacto sobre las baldosas, algo más duras que el asfalto.
Paquillo no entra en las medallas y la participación española se cierra con un 7º, 12º y 13º puesto del que no hay que quejarse, pues lo cierto es que el de Guadix nos tiene muy mal acostumbrados. Como no tengo entradas para el atletismo, me quedo junto a Guillermo Ferrero terminando de conocer las instalaciones del anillo y charlando de deporte y, cómo no, de atletismo.
A Guillermo lo conoce poca gente porque, básicamente, no sale en la foto. Más de 60 años a sus espaldas y 4 llamas olímpicas han desfilado por sus ojos (Munich, Moscú, Atenas y Beijing). Despistado y entrañable, es uno de los entrenadores de atletismo más laureados de nuestro país y con gran parte de culpa de las marcas de Fabián Roncero, que sigue siendo el recordman europeo de medio maratón.
Como nos sobra tiempo hasta que termine la jornada de mañana, tomamos un café en el gigantesco McDonald's del complejo olímpico, vemos los guerreros de terracota de Xian, nos deslumbramos ante las zapatillas de Jesse Owens del pabellón de Adidas, y hablamos de Yesenia Centeno, su pupila y razón principal de que Guillermo esté aquí. La atleta española, de origen cubano, disputa en los Juegos la prueba del maratón olímpico, acompañada de Alessandra Aguilar y María José Pueyo. Ferrero no está nervioso, su trabajo ya está hecho. Espera que el entreno dé sus frutos y la climatología de Beijing, que no le va mal a la sangre caribeña que corre por las venas de Yesenia, pueda trocarse en una buena participación de su pupila.
Suena el teléfono. Guillermo se aparta para hablar, pero, por el tono paternal, deduzco que al otro lado del teléfono está su "ahijada". Cuelga. Ha quedado con ella en la villa olímpica, para darle algún que otro consejo y afilar las armas ante la jornada de mañana. Se despide y veo su figura desaparecer por una de las largas avenidas del complejo que, conociendo a Guillermo, seguro no es la que le llevará a la villa más rápido, pero no tengo ninguna duda de que se hará entender. Suerte, amigo, aunque no la necesitas.
PD - Termino de escribir estas líneas mientras se disputa la final de Maratón femenino. Yesenia termina entre las 50 primeras, con un tiempo de 2:36.25. Alessandra ha hecho un meritorio 2:39. Pueyo también ha terminado. La sangre, sudor y lágrimas derramadas han valido la pena. Enhorabuena, chicas (y enhorabuena, Guillermo)