Schiaparelli y Atelier Versace abren la alta costura de París
lunes 7.jul.2014 por Rafael Muñoz 0 Comentarios
-Otoño e invierno 2014/15-
Silueta de un vestido de noche de Schiaparelli.
Segunda colección de Marco Zanini para la casa Schiaparelli que, por segunda temporada consecutiva, presenta colección de alta costura y lo hace siguiendo la línea de la anterior: mezclando patrones históricos con cortes de actualidad.
El surrealismo de Scap, como llamaban a Elsa Schiaparelli, sigue marcando las prendas y también el gusto que tenía por los bordados llamativos, de carácter ornamental, y los botones de fantasía.
"Proponemos cosas diferentes, para acompañar todo tipo de personalidades porque hay la mujer que busca modelos de alta costura busca modelos únicos", ha dicho Zanini tras el desfile.
Los bordados son uno de los símbolos de la casa Schiaparelli.
Asimetrías, fruncidos y contrastes, toques históricos de la casa Schiparelli.
Vemos guiños a los años 30, estampados de animales, pieles sofisticadas, blusas de cuello lazo fruncidas, pantalones de talle altísimo y vestidos camiseros con grandes bolsillos y abotonados hasta el suelo que harían las delicias de la Dietrich o la Garbo.
En 2014, la casa recrea la modernidad de la gran diseñadora - una de las más influyentes de la historia de la moda- para irrumpir con fuerza en un mercado marcado por la globalización, la copia, la pérdida del estilo propio, la supremacía del vestido de alfombra roja y el miedo a lo distinto, a lo que se sale de lo establecido.
Elsa Schiaparelli sentía pasión por los estampados, especialmente aves y ardillas.
Abrigos gigantes y pantalones de talle altísimo revisados por la aguja de Zanini.
Igual que se hacía en la década de 1930, la atención se centra en los hombros y se logra con las asimetrías. Y no falta la falda-pantalón, diseño que se atribuya a Schiparelli.
Destacan los bordados y estampados de corazones con fechas clavadas, flechazos de amor por la moda de una época marcada por las extravagancias, el diseño de moda y fascinación por el arte como fuente de inspiración.
Turno de On Aura Tout Vu inspirado en el agua. Sonaba Singing in the Rain y las modelos paseaban con prendas que reflejaban los distintos estados que adquiere el H2O.
Vemos texturas heladas, bordados de escarcha, blanco nieve, negro iceberg, aplicaciones de cristal de hielo, pantalones con el bajo con efecto mojado y vestidos de transparencias que parecían niebla.
La nueva Reina de las Nieves vista por On Aura Tout Vu.
Códigos para vestir a la Reina de las Nieves en su versión más gótica y oscura, perfil remarcado por prendas en tono rojo sangre.
Un cuento de fantasía firmado por el dúo Yassen Samouilov y Livia Stoianova, que comenzaron en 1995 haciendo complementos para la alta costura de Dior o Lacroix y ahora son protagonistas de esta pasarela
Propuestas de Atelier Versace.
Antes pudimos ver la propuesta de Atelier Versace. Donatella insiste en sus vestidos guerreros, de estética potente y estructuras geométricas que juegan a tapar y esconder la piel, a veces sujetas con sugerentes aplicaciones de metal.
Su tijera es osada y con ella corta y recorta patrones masculinos para crear vestidos hiperfemeninos que parecen pegados al cuerpo. Destacan los diseños realizados con tres o cuatro texturas diferentes, un patchwork de lujo que resta intensidad a la colección.
Propuestas de alta costura de Donatella Versace.
La carta de colores viene muy contenida. Hay azules noche, morados nazareno, negros, platas, blancos y un rosa palo empolvado y metalizado.
Con ellos tinta vestidos de alfombra roja que llevan corsés que enfatizan la silueta y faldas con aberturas peligrosas, solo aptas para Angelina Jolie o Anja Rubik.
Vestidos de fiesta de Atelier Versace.
Las pieles teñidas siguen estando en lo más alto del ranking invernal. Atelier Versace.
Y es que toda la colección parece trabajada sobre el cuerpo, marcando cada curva, cada línea, cada forma. Los pliegues, fruncidos y drapeados ayudan a modelar esa figura deseada, esa perfección de estilo diosa tan propia de la casa, tan Donatella.
Las pieles, en blanco o teñidas de colores fuertes, y los ponchos en piel con flecos rivalizan para ser la prenda estrella en la dura batalla contra el frío. Destacaron también los complementos, especialmente los collares que parecían esculturas. Por cierto, Versace abrirá tienda en Barcelona, será en noviembre.
Detalle de la rica colección de Fred Sathal.
Hay más desfiles en esta edición que tuvo el honor de inaugurar Fred Sathal que hacía ocho años que no presentaba colección de alta costura. Para su regreso ha apostado por vestidos muy trabajados que van cubiertos de ricas aplicaciones de nácar, círculos de metal y paillettes.
A veces son prendas de patrón sencillo pero se muestras irresistibles con la estupenda labor de bordado, a veces con un cierto aire descuidado, casual - que no casual- y gipsy.
Propuestas de Stéphanie Coudert.
Otra de las modistas que ha vuelto es Stéphanie Coudert y lo ha hecho con una propuesta que toma como referencia la figura de Leonor de Aquitania. Prendas de aire medieval presentan asimetrías, estampados inspirados en la cestería y abrigos inspirados en las capas.
Además del calendario principal está la plataforma OFF. En ella veremos la esperadísima colección de Azzaro firmada por los españoles Álvaro Castejón y Arnaud Maillard, artífices también de las colecciones de Alvarno que presentarán en septiembre en MBFWM.
Detalle del maquillaje y del tocado del desfile de Atelier Versace.
En el OFF parisino estará también el mexicano Antonio Ortega y el venezolano Óscar Carvallo, uno de los grandes de la costura iberoamericana.
Se trata, pues, de una edición, intensa y es que la alta costura no deja de crecer debido al poderío de los mercados emergentes y a que atrae a nuevas clientas porque ha dejado de ser algo conservador para convertirse en un laboratorio de ideas.