John Galliano cumple 55 años y la pasarela ya no le pertenece
sábado 28.nov.2015 por Rafael Muñoz 1 Comentarios
-Luces y sombras de un genio-
Tocó el cielo y saboreó las mieles del éxito pero también bajó a los infiernos y desayunó desprecio con sabor a hiel. Es uno de los creadores más importantes de la historia de la moda y una de las agujas más influyentes.
Juan Carlos Antonio Galliano Guillén nació el 27 de noviembre de 1960 y veinticuatro años después nació John Galliano. En 1984 se graduó en Saint Martins y la colección de de fin de carrera fue adquirida al completo por la tienda Browns de Londres.
Diseños de Galliano para Givenchy (1996) y Dior (1997).
Un arranque magnífico que, sin embargo, no le aportó mucho más durante años. Exactamente once años. En 1995 Bernard Arnault, presidente del grupo LVMH, le contrata para revitalizar la casa Givenchy y el gibraltareño lo logra.
El éxito es arrollador y Arnault cambia las fichas del tablero de la moda, colocando a McQueen en Givenchy y a Galliano en Dior. Otro acierto. La mítica casa francesa comienza a vivir una transformación asombrosa y se posiciona como la principal firma de lujo.
John Galliano tras el desfile de la colección de otoño de 2005.
Los desfiles se convierten en espectáculos y la pasarela en un teatro del que Galliano es el actor principal. Hizo de la moda un sueño y transformó los códigos de la moda, revitalizando los salones de la alta costura y seduciendo a una nueva clienta, más joven.
La primera colección de alta costura para Dior, en 1997, marcó un antes y un después en París. Pero es necesario señalar que siempre tuvo un gran respeto por el adn de la casa y por el legado de monsieur Dior. Muchas de sus colecciones reinterpretaban los clásicos de la firma y sus vestidos de noche, inspirados en culturas de todo el planeta, viajaban en el tiempo para capturar ideas del pasado y presentarse, renovados, de cara al futuro.
El historicismo siempre marcó su tijera. Dior, alta costura 2010.
El New Look revisitado por Galliano en 2008.
Dicen que él que muchos de sus vestidos encierran la esencia de la historia de la moda francesa, que son como un libro abierto, un tratado del arte de la aguja y la tijera. La osadía y el humor fueron dos de sus armas para derribar muros y dejar entrar un aire nuevo en la pasarela.
Llegó a dominar, y a hacer suya, la técnica del corte al bies y se hizo experto en la deconstrucción de las prendas, invirtiendo las reglas de la patronaje pero manteniendo el respeto por la costura. Su imaginación no tenía límites; sus excesos, tampoco.
Colección de costura para el otoño de 2004.
Galliano en los juzgados de París. (2011).
Y por ello todo se truncó en 2011. El abuso de las drogas y el alcohol le pasaron factura y todo el mundo pudo ver, y oír, los comentarios antisemitas y los desafortunados comentarios en los que declaraba su admiración por Hitler, en un lamentable estado de embriaguez.
Ahí comenzó su destierro. Su limpieza. Tanto la corporal como la mental y, por supuesto, la de su nombre. John Galliano pasó a ser un espectro. Desde entonces no es dueño de su firma, en manos de LVMH. Una etiqueta que temporada tras temporada presenta sus colecciones en París sin pena ni gloria, bajo la batuta de Bill Gayten.
Con Anna Wintour en Londres. BFA, 2014.
John Galliano en los British Fashion Awards. (2014).
Galliano ingresó en un centro de desintoxicación y se alejó de la moda. Pero los que le quisieron y admiraron nunca se olvidaron de él. Kate Moss y Anna Wintour fueron dos de sus ángeles de la guardia.
La modelo le encargó su vestido de novia, consciente de la repercusión que tendría, en un acto de entrega y apoyo incondicional. La editora de Vogue USA se convirtió en su mejor medicina y en enero de 2013 convenció a Oscar de la Renta para que le admitiese en su taller.
Esta toma de contacto con la moda se alargó poco más de un año y en abril de 2014 Galliano fue nombrado consultor de una firma de perfumes de Rusia. Una noticia que tuvo una tibia acogida por que todos esperaban algo más.
La vuelta de Galliano, del exhibicionismo a la discreción.
Artisanal, primavera de 2015.
Y ese algo más llegó. En el otoño de 2015 supimos que le habían contratado como director creativo de la casa Margiela, un puesto importante en una firma importante, un regreso que llenó miles de páginas en todo el mundo al tratarse de la unión de dos nombres de calado en la moda.
"Es un modisto excepcional, único para una casa que siempre ha innovado e impulsado el mundo de la moda", dijo Renzo Rosso, presidente de OTB, grupo que controla la casa Margiela. La primera colección Artisanal, presentada en Londres, fue una declaración de intenciones y un homenaje a la costura y, por supuesto, a Londres. Su ciudad.
Maison Margiela. Alta Costura, otoño 2015.
Galliano aterrizó en un mundo distinto del que salió. Y él también era distinto. Ni rastro del diseñador narcisista, exhibicionista y ególatra que salía a saludar tras los desfiles como una vedette. Ahora apenas se deja ver y las pocas veces se ha expuesto lo hemos visto o con un traje clásico o con la bata de trabajo.
Las colecciones presentadas hasta ahora son el mejor termómetro para comprobar el estado del diseñador. Se alaba su aguja rebelde, su osadía y sus ganas de explorar nuevos conceptos arriesgando con los tejidos y las formas.
Muchos esperaban al Galliano más excéntrico y al maestro de ceremonias del circo de tres pistas. Pero no. Ahora él quiere volver a los inicios, retomar su amor por la costura.
Ahora su hábitat es el taller. La pasarela ya no le pertenece. Por ahora.
Maison Margiela. Otoño e invierno 2015/16.
Maison Margiela. Otoño e invierno 2015/16
MZ dijo
Que le dure pues este estar asentado, sobre todo por el bien de él; porque ya vio lo que pasa cuando uno no está así, sino alrevesado total.
A mi su trabajo me gusta, la verdad.