Balenciaga, el genio con venas de encaje
lunes 4.abr.2016 por Rafael Muñoz 0 Comentarios
-Exposición en el Museo Balenciaga, en Getaria-
Delicado vestido de encaje que deja ver en transparencia el cinturón-corpiño de color rosa. Balenciaga 1951.
Todos los grandes modistos se han rendido a su encanto y sensualidad, y Cristóbal Balenciaga lo hizo sublime. El museo Balenciaga, que celebra ahora su quinto aniversario, utiliza el encaje como hilo conductor para poner el foco de atención en vestidos muy especiales del maestro de Getaria.
Piezas en las que este tejido se muestra como elemento decorativo y otras en la que es el material con el que realiza la pieza. El maestro lo utilizó para prendas de día y de noche, y siempre arriesgando e innovando. “El encaje puede caer con su propio peso de bordado y pasamanería, o puede levitar gracias a la inclusión de ingeniosas innovaciones”, dicen en el Museo.
En los 60, Balenciaga creó los vestidos 'Colonnes'. El cinturón rosa, bajo la túnica recta en verde agua, destaca la cintura del vestido-pantalón.
Bolero de encaje bordado por Lesage que llevó la princesa Grace de Mónaco. 1959.
Lo vemos en vestidos, chaquetas, trajes, boleros, deshabillés pero también como adorno de zapatos, guantes, sombreros, echarpes, estolas y mantillas. Utilizó mucho encaje, tanto tipo duquesa como chantilly, y los vemos en tono negro pero también en otros colores más delicados como los empolvados o más sofisticados como el violeta, púrpura o fucsia.
El modisto encargaba los encajes a las casas más prestigiosas, como Marescot, Brivet, Hurel y Dognin y, además, colaboraba con los grandes boradores de la historia, como Lesage, René Begué o André Bosin para 'decorar' los encajes con lentejuelas, perlas, flores en relieve o pinceladas hechas a mano.
Pero además, Cristóbal Balenciaga coleccionaba tejidos y llegó a tener piezas maravillosas realizadas a mano en el Segundo Imperio. Piezas que luego recortaba y utilizaba en vestidos de noche únicos.
Vestido de ceremonia corto de 1947 en satén azul cubierto de encaje de clara influencia española.
Vestido de noche transformable, la sobre-falda se convierte en capa. 1956.
La muestra está comisariada por Catherine Join Deterlie, conservadora de honor del patrimonio de Francia y antigua directora del Palais Galliera y ayuda a elevar este tejido a los altares, aunque siempre ha estado ahí porque no olvidemos que es un recurso ornamental muy utilizado en la estética y la parafernalia religiosas.
Es uno de los tejidos más utilizados en la moda y, aunque durante décadas se asoció a un estilo sofisticado, a la alta costura, a la ropa de luto y las novias, ahora vive una nueva vida, rejuvenecido, renovado y con nuevos usos.
De entrada ha vuelto al armario masculino y es ya es normal verlo en las pasarelas, aunque todavía tiene que seducir al gran público aunque en los siglos XVII y XVIII adornara los cuellos y puños de sus camisas.
Lo llevaban incluso los soldados, como puede verse en el cuadro El Socorro de Génova por el II Marqués de Santa Cruz, de Antonio de Pereda y Salgado, que conmemora una victoria de Felipe IV.
Vestido de noche con encajes recortados provenientes de un encaje chantilly hecho a mano del Segundo Imperio.
Vestido de noche corto de 1928, que es una reproducción de un modelo de Lanvin.
En los años 80 Rei Kawakubo asombró con su jersey de encaje, logrado con un laborioso trabajo del punto. En los años 90, Alexander McQueen lo utiliza para hacer aun más sensuales sus corsés de un claro romanticismo gótico. Elie Saab
Hoy no extraña verlo en las colecciones para chico de Burberry, Dries Van Noten o J.W. Anderson y se ha actualizado mezclado con prendas deportivas, incluso usándolo para hacer un chándal, como hizo Carlos Díez.
Las nuevas tecnologías han logrado distintos tipos de encaje, siempre intentando acercarlo a la calle y alejarlo de los salones de costura. Madonna es una fanática del encaje y desde principios de los años 80 hasta hoy lo ha usado, tanto en su vida privada como en sus conciertos y vídeos musicales.
El encaje, que según algunos historiadores viene del calado y la labor de bolillos del siglo XVI, tiene una larga tradición histórica y cultural. No cabe duda de que es versátil, especial y que ha sabido adaptarse a los cambios.
No nos queda más que gritar, a los cuatro vientos: ¡Larga vida al encaje!
Cuello de encaje hecho a mano, tipo Chantilly, que perteneció a la colección privada del modisto.
Vestido y abrigo en encaje verde oliva, como puede verse en el retal, lucido por la modelo Taiga en 1963.