Muere David Delfín
domingo 4.jun.2017 por Rafael Muñoz 0 Comentarios
-Adiós, David-
David Delfín es un talento imprescindible de la cultura española. Si no hubiera existido tendríamos que haberle inventado. Poseía un lenguaje propio, era un inconformista y tenía una fuerte personalidad que trasladaba a todas las colecciones y a cada una de las prendas, algunas concebidas para ser efímeras y otras para no estar colgadas en un armario. Dice hoy la prensa que era el 'chico malo de la moda', 'l´enfant terrible del diseño español'. No. No lo era. Era frágil y tenía mucha sensibilidad, lo que hacía de él una esponja para absorber de todas las disciplinas artísticas para crear su propio universo creativo.
David era un artista desenfadado, un estilista atrevido, un chico tímido, un niño al que no le gustaba lo que tenía alrededor y tenía la necesidad de cambiarlo, decorarlo, transformarlo. Y lo hacía muy bien. Con ese estilo tan particular, reconocible a distancia, y con su propio abecedario.
Hace unos días coincidí con la galerista Soledad Lorenzo en la presentación de la colección de Lexdeux. Estaba emocionada porque un joven diseñador hubiera hecho una colección inspirada en ella, en su vida, pero la expresión de su rostro se volvió terrible cuando le pregunté por David Delfín. "No hay derecho, no es justo", decía."Me siento impotente, no sé cómo ayudar, llamo a la familia de Gorka Postigo y pregunto por él pero me entristece mucho saber que está tan mal". Me contó que mantenían una estrecha relación que había empezado en 2002. Fue cuando David hizo su primer desfile en Cibeles, el de las modelos con la cabeza tapada y las sogas al cuello, y ella en una entrevista que tenía ese mismo día lo defendió. Entendió que era una forma de expresión, otra más del arte. David la llamó y desde entonces era fácil ver a Soledad en primera fila de sus desfiles.
Contaba la galerista que no le llamaba por teléfono pero que estaba al tanto de los cambios en la salud de su amigo y que David perdía la noción del tiempo y, a veces, se distanciaba de la realidad.
La muerte de Bimba Bosé fue terrible , otro mazazo de la vida, pero él sacó fuerzas para viajar de Málaga a Madrid para despedirse. Fue el día más duro de su vida. Bimba y David eran más que amigos, más que hermanos. Ella no era su musa, Bimba formaba parte de David.
Ahora nos despedimos de él. Con tristeza, sí, porque le queremos. Somos muchos los que conservamos momentos bonitos con David. Lo conocí en la noche, a principios de los 90 en el Bali Hai, y compartíamos tatuador. Cada vez que yo iba a tatuarme miraba durante horas las fotos de Bimba y David que están colgadas en las paredes del estudio. En la foto de David se le ve con el pecho descubierto, mostrando sus tatuajes. Un día le dije: "Llevo hora viéndote los pezones". Se le pusieron los ojos como platos y cuando le conté dónde había estado se tronchó de risa.
Tenía una sonrisa preciosa. Aunque cuando trabajaba era difícil verla. Le podían los nervios. David solía hacer sus desfiles a primera hora del día y siempre hacíamos la entrevista tarde, con prisas. Cuando te explicaba la colección hablaba muy rápido, apenas nos daba tiempo a escribir todo lo que nos contaba. Su vestidor parecía una capilla y tenía siempre un altar con los bocetos de la colección y fotografías y recortes de objetos que le habían inspirado, cosas de lo más variado.
Sus desfiles eran una catarsis y la pasarela fue el lugar en el que expió sus pecados, lloró una pérdida o despidió a un amor. Pero fue también el escenario en el que mostrar una amistad, una fantasía o una nueva pasión. Sus colecciones contaban historias, los dramas y las comedias de su vida. Y siempre encontraba una canción de Fangoria que encajase con la colección para cerrar el desfile. Siempre.
Ponía pasión en todo lo que hacía, ya fuera una camiseta, un cojín o el vestuario de la película Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar. ¡Estaba tan feliz con este trabajo! "Es increíble, es un regalazo", decía y me contaba que cuando recibió la llamada de Pedro estaba en un bar y salió para hablar. Cuando regresó todos le preguntaron ¿qué te pasa? y el dijo: "Estoy en shock".
Aquel día, en las oficinas de El deseo, hablamos de Almodóvar y de zapatos. Años más tarde el manchego contó con él para hacer un breve cameo en Julieta. Me habló de la muerte en dos ocasiones: cuando falleció su amiga la directora Dunia Ayaso y cuando murió Alicia, su perra. Tras la muerte de Dunia Ayaso, David presentó su colección de primavera y verano de 2015. Se llamaba como la película que había hecho Félix Sabroso: El tiempo de los monstruos. David hizo una ilustración en la que se podía leer 'Mi sielo' y la acompañó en redes con la frase: "Hasta siempre Dunia".
Otro día, cuando le entrevisté con motivo de su décimo aniversario en la moda, hablamos de Alicia. A ella le dedicó la colección de otoño de 2013 que se llamaba 'Missing'. Con los ojos muy brillantes y la voz casi entrecortada me contó que le costó mucho superar su pérdida. "Es curioso como las ausencias tienen tanta presencia en una vida", dijo. Su ausencia, la de David, comenzó cuando tuvo que retirarse obligado por la enfermedad. Un vacío que está y estará muy presente en nuestras vidas. Su ausencia ha estado todo este tiempo con nosotros, en las conversaciones mantenidas con la gente que le conocía y quería. Diseñadores, modelos, peluqueros, maquilladores, estilistas, fotógrafos. Y con Jose, Goyo, Adolfo, Macarena. Adiós, David. Aunque la verdad es que no quiero despedirte.
Así vivió y trabajó David Delfín. Esto es lo que nos regalo: Repasamos la vida y la trayectoria personal de David Delfín