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Eurovisión, una pasarela con poca moda y mucho exceso

    miércoles 9.may.2018    por Rafael Muñoz    0 Comentarios

-Primera semifinal 2018-

Alfred-y-Amaia

Alfred con traje de Paco Varela y Amaia con vestido de Teresa Helbig. 

 

Amaia y Alfred están dando una lección de estilo. Es preciso felicitarles, a ellos y al equipo, por el apoyo que están haciendo a la moda española. Amaia ha apostado por Teresa Helbig (aunque también se ha llevado diseños de Dolores Promesas) y Alfred lleva varios trajes de Paco Varela. Firmas que solemos ver en la alfombra roja de los Goya, por ejemplo, y que ahora se lucen en Lisboa.

Todo indica que la elección definitiva será la que llevaron en el ensayo general previo a la primera semifinal que se grabó el lunes por la noche y que pudimos ver este martes. Amaia lleva un vestido de Helbig de pasarela ( de la colección 'Let´s Dande' de primavera y verano de 2017), un diseño que Helbig describe así : "un vestido largo con escote en V y manga larga con espalda semi descubierta construido en base a la superposición de capas de tul de rombos metálicos y rombos dorados en lamé". Es la opción más elegante y sofisticada. Alfred optó por el traje de color burdeos que lleva un bordado de cristal y lentejuelas en una manga, un trabajo hecho a mano por Paco Varela inspirado en el mar, ya que el festival hace guiños a la historia de Portugal con referencias a la navegación.     

 

 

La cantante representante de Estonia  Elina Nechayeva
La cantante representante de Estonia  Elina Nechayeva

Las representantes de Estonia y Lituania.    

 

Pero moda y Eurovisión pocas veces navegan juntos. Atrás quedan aquellos tiempos en los que las cantantes llevaban vestidos de costura y trajes de diseñadores consagrados, una época en la que acudir al festival de Eurovisión era una cita importante y, aunque no hubiera protocolo, sí existía el decoro y, sobre todo, la elegancia.

Desde 1956 a 2018 ha cambiado el festival porque ha cambiado la sociedad. Lo que resulta curioso es que hoy las divas y los divos de la música ocupen las portadas de las revistas más poderosas y sean ellas y ellos los reclamos que buscan las firmas de moda para atraer público y vender. Rihanna, Beyoncé, Katy Perry, Lana del Rey, Jared Leto, Kanye West, Skepta… son muchas las estrellas de la música que arrasan con su imagen en el escenario o en la alfombra roja.

¿Pero qué ocurre en Eurovisión? Hablamos del festival de la canción más importante del mundo. Participan 43 países y 13 de ellos cantan en su idioma oficial y, como es lógico, en muchas partes del mundo no entenderán ni una palabra de español o griego por eso la imagen es importante. Puedes no entender la letra pero puedes engancharte a lo que estás oyendo y viendo. Y entra en juego el vestuario.

 

Elina

Eleni Foureira, de Chipre.    

 

A lo largo del festival han sido muchos los diseñadores que han vestido a representantes de distintos países: Courrèges y Pertegaz vistieron a Massiel y Salomé y Jean Paul Gaultier, un gran fan del festival, ha vestido en dos ocasiones a Dana Internacional (1998 y 2011) y también vistió a Anggun (2012). Desde 2015, año en el que se impuso Mans Zemerlöw con su ‘Heroes’, el estilo sofisticado ha ido decayendo para abrazar un aire más real, urbano y joven, dejando atrás el disfraz y el vestido-artefacto. Pero en 2018 parece que hemos hecho un viaje en el tiempo, por desgracia hacia atrás. En la primera semifinal hemos visto de todo. Pero podemos hablar de tendencias: el uso del blanco y el negro, las mangas XXL, las transparencias y superposiciones, el exceso y la sensualidad.     

 Eleni Foureira, la representante de Chipre, no pudo evitar las comparaciones con Beyoncé, tanto por su vestuario como por su melena, una melena que tuvo protagonismo propio. El traje, por llamarlo de alguna manera, es un mono que juega a tapar y destapar el cuerpo – un cuerpo 10- de la cantante y que lleva lentejuelas que brillan en los mismos tonos del fuego, palabra que da título a la canción. Foureira tiene un estilo que bebe de artistas con potentes como Beyoncé y Shakira, divas que tienen un don especial para dominar el escenario e hipnotizar con sus movimientos sensuales. 

 

NETTA

Netta, la reprsentante de Israel hace un guiño a Björk.   

 

Y hablando de divas. La rival de Elina en estas lides es Netta. La representante de Israel tampoco pudo evitar las comparaciones con Björk, ya que su look recuerda, y mucho, al que lleva la cantante islandesa en la portada de su disco Homogenic. Netta llevó una especie de kimono en tonos fuertes (rojo intenso, fucsia y negro) y se peinó con dos moños de estilo manga. Menos mal que en lugar de catana optó por el micrófono.

Se dice que el vestido de Elina Nechayeva, la representante de Estonia, costó 65 mil euros ya que es interactivo, una especie de pantalla sobre el que se proyectan imágenes. Se los podía haber ahorrado porque es el colmo del exceso. En el otro extremo destacó por su sencillez, feminidad, elegancia y delicadeza la cantante de Ieva Zasimauskaité, la cantante de Lituania. Un diseño en rosa claro, color de absoluta tendencia, con volantes asimétricos que aportaba luz y magia a la actuación, un diseño digno de las pasarelas de París que podría haber firmado Chloé, Stella McCartney o Krizia.   

 

La cantante representante de Azerbaiyán Aisel
La cantante representante de Azerbaiyán Aisel

Aisel y Gianna Terzi, de Azerbaiyan y Grecia. 

En blanco radiante vimos a Aisel, representante de Azerbaiyan, y Gianna Terzi, de Grecia. La primera con un estilo lencero, quizá demasiado ya que parecía que iba en ropa interior y tapada con una negligé. La segunda con un estilo un tanto monacal, un estilo más de moda, tanto que recordaba a algunos exitazos de la casa Valentino. Las dos tenían algo en común: las largas mangas en tamaño XXL que llegaban al suelo.

En contraste, apostando por el tono negro, vimos dos polos opuestos. El desastroso look de la cantante finlandesa, más pasado de moda que un pantalón pirata, y el divertido look de la cantante de Bélgica, un vestido con franjas negras sobre tul plumeti conjuntado con un pantalón negro. Mención aparte merece Franca Batelic, de Croacia. Su vestido lleva encajes y bordados sobre un tul transparente lo que provoca un efecto tatuaje sobre la piel. Un diseño que en algunas partes deja ver su envidiable anatomía.

Hubo looks indescriptibles como el de la vocalista de dúo Eye Cue de ARY Macedonia (firmes candidatos a llevarse el premio a peor vestuario, el famoso Barbara Dex), Marija Ivanoska, o el del cantante de Bielorrusia, Alekssev, que no se veía en televisión desde el festival de la OTI, un look tan antiguo que sobrepasa la palabra vintage y recuerda al estilo retro, y carca, de los años mozos de Roberto Carlos o El Puma. El checo Mikolas Josef entra en este grupo de errores que contrasta con otro formado por los representantes de Armenia y Austria. Sevak Khanagyan y Cesar Sampson vistieron como visten los cantantes pop, utilizando prendas actuales aunque, en el caso del primero, haciendo un guiño a su cultura.

 

Primera-semifinal.

El checo Mikolas Josef  y el biolorruso Alekseev.  


Primera-semifinal.

 Cesar Sampson, de Austria, y Sevak Khanagyan, de Armenia.  

Sennek  la cantante de Bélgica

La representante de Bélgica, Sennek.


Sennek  la cantante de Bélgica

Franka Batelic, de Croacia.  


Sennek  la cantante de Bélgica

El grupo Equinox, de Bulgaria.


Sennek  la cantante de Bélgica

Saara Aalto, de Finlandia. 


Sennek  la cantante de Bélgica

El indescriptible look de la cantante de ARY MACEDONIA.

Categorías: Actualidad

Rafael Muñoz    9.may.2018 13:46    

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