Lo que sobró de la entrevista de Ana Pastor a Malala
martes 3.nov.2015 por Alejo Moreno García 0 Comentarios
El colaborador de público.es David Bollero se lamenta en su blog de las banalidades que preguntó Ana Pastor a la relevante activista Malala Yousafzai en la entrevista emitida el pasado domingo en “El Objetivo”, programa que dirige y presenta la afamada periodista. En el modo en que está redactada ésta carta abierta, va implícita su admiración defraudada. Vaya por delante que no la comparto porque el estilo y la trayectoria de la periodista no me parecen sobresalientes, como sí el de su compañero de cadena, Jordi Évole.
La pregunta de Bollero tiene una fácil respuesta, pero el periodista se despista ingenuamente de la verdadera gravedad del asunto. El drama no tiene que ver con cosas que faltaran, preguntas escamosas no enunciadas debido a reparos de la periodista frente a supuestos poderes fácticos en la sombra. El enigma tiene que ver con cosas que sobraron... su ego, principalmente.
La entrevista a Malala fue anunciada por la presentadora como uno de los grandes valores del programa del pasado Domingo, a la altura de la que posteriormente hizo a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, con la solera, esta sí, de algo cocinado en profundidad. Pero la de Malala no se había realizado en semejantes condiciones sino en el contexto de un Press Junket promocional con motivo del estreno ésta semana de una película documental acerca de la vida de Malala, distribuida por una importante “mayor” norteamericana, y de la reedición del libro “Yo soy Malala” editado por una importante editorial.
En esos junkets a los que los periodistas e informadores cinematográficos estamos tan acostumbrados, cada vez se nos concede menos tiempo para formular preguntas porque los talents (o celebridades) cada vez han de atender a más medios de comunicación. Para que nos entendamos, por ejemplo, tan sólo algo más de una década TVE dominaba la escena televisiva y ahora su papel se distribuye entre variopintas teles, influyentes blogs y periódicos de reciente creación que se reproducen por todo el Mundo. Sano y normal en parte pero tiene su contrapartida: un mayor control de quien genera la noticia. Más gente tiene más capacidad de reproducir el mismo mensaje y profundizar menos.
Estimado Bollero, en ese contexto de apretura irremediable seguramente le fue difícil a la Pastor plantear esa pregunta que te hubiera gustado ver respondida y que el documental prácticamente evita, pero que la propia Malala lanzó a Obama como admonición a hacer algo de verdad en favor de aquellos que luchan contra la opresión: ¿Y qué pasa con los ataques dron norteamericanos a población civil, Presidente? ¿Cuándo va a poner freno a esos juicios sumarísimos a los que somete a gente inocente y que suponen un balón de oxígeno para los fundamentalistas? Aprovecho para expresar mi sorpresa ante la vehemencia con la que exiges a una cría de dieciocho años, que ya ha pasado por más de lo que la mayoría de cualquier occidental adulto está preparado para soportar, que sea una especie de Súper Woman que no flaquee ante ningún poderoso y no ceje hasta la victoria final. Bastante ha hecho ya.
Volviendo al tema que nos ocupa, resulta embarazoso, da vergüenza ajena e indigna, que la susodicha entrevista sea presentada por Ana Pastor, textualmente, como algo que ha llevado al equipo de la Sexta tres años de arduas gestiones, dicho además con una oportuna inflexión dramática.
No dudo de que, efectivamente, un equipo de la cadena estuviera detrás de la o el agente de prensa de Malala desde hace mucho tiempo sin conseguir lo que, sin embargo, programas más ligeros como un show de Comedy Central o medios de mayor prestigio como Der Spiegel, consiguieron hace años.
Lo que sí hay que dejar claro es que la posibilidad de entrevistar a Malala es algo que, cien por cien seguro, se lo ofreció Fox a “El objetivo” no sin esfuerzo económico (recursos de la Mayor, no de la cadena) y por supuesto tras meses coordinando complicadas medidas de seguridad, las que exigen entrevistar a una persona amenazada por un peligroso grupo terrorista… pero no por un motivo altruista, tampoco nos confundamos, si no porque ésta semana se estrena en salas el documental “Él me llamó Malala” y se reedita el libro en el que está basado. Pienso honestamente que afirmar esto no es dejar en mal lugar a la “mayor” y a la editorial o sus trabajadores, cuyo cometido consiste en obtener lícito rendimiento económico de un producto adquirido que les exige fuertes inversiones. Tampoco a un medio que acepta la entrevista aunque sea con esas condiciones, actualmente única vía de tener contacto con determinadas figuras que sólo se ponen delante de una cámara cuando toca promocionar algo en lo que están implicad@s… pero sí de los que venden éste contenido a sus espectadores como el resultado de un genuino esfuerzo de investigación periodística, es decir, entiendo que de los responsables del programa “El Objetivo”. Para ser más exactos, de Ana Pastor.
Y ustedes dirán que cómo estoy tan seguro de lo que afirmo. Bueno, primero porque llevo diez años cubriendo junkets para “Días de cine” de TVE 2 y podría reconocer uno con los ojos cerrados. Pero abriéndolos, no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que tras Malala hay un cartelazo que anuncia la película… pero también detrás (y muy visiblemente) de Ana Pastor.
Esta es una práctica habitual en junkets. El enorme esfuerzo de organizarlos (imaginen, llevar a periodistas de todo el mundo a Londres, Paris o Los Angeles, acomodarlos en un hotel, etc) tiene como misión que al menos se divulgue la información, que no es otra que la película existe y se va a estrenar en breve. Por lo tanto, es obligatorio hacer las entrevistas con referentes publicitarios del producto: “It´s mandatory”, es decir, aunque fuera usted Iñaki Gabilondo o Dan Rather, si quiere una entrevista con el “Talent” que nosotros gestionamos, tiene que ser en el set que hemos preparado a tal efecto y no donde usted disponga libremente. Y si no, está bien, no pasa nada, pero puede usted ahuecar que hay cola.
La gracia del asunto es tratar de hacer una entrevista con contenido en esas condiciones paupérrimas. Cosa que, comparto con Bollero, Pastor no consiguió ni de lejos.
Muy probablemente y debido a la singularidad del día a día de Malala, bajo amenaza aún hoy, y supongo que también debido a su juventud (los junkets pueden ser muy agotadores) se restringirían las entrevistas a una exclusiva por país o territorio comercial. Esto también es habitual, yo mismo he hecho de ese tipo. Un ejemplo ilustrativo, cuando pude entrevistar a Steven Soderbergh en exclusiva para España y por TVE. El cineasta no quería que le fraccionaran su tiempo de entrevistas en seis de cinco minutos con distintos periodistas a los que no le da tiempo ni de mirar a la cara. Prefirió conceder una sola de 30 minutos y a ser posible con un periodista de un medio especializado en cine, que es para lo que él había ido allí, para hablar de cine. La “mayor” de turno, no recuerdo cuál era en ese momento, decidió que Días de Cine era un buen programa para cumplir esos objetivos.
Fox España debió decidir, con mucho acierto, que lo conveniente en éste caso era que la entrevista la emitiera un programa con buen share, predicamento y público potencialmente sensible a la trágica historia de Malala como “El Objetivo”. El mismo público al que esperan animar a comprar una entrada (algo cada día más complicado) o un libro en unos grandes almacenes. Hace unos años se lo habrían ofrecido a los informativos de TVE o cualquier otro punto fuerte de la tele española.
No es que “El objetivo” obtuviera la entrevista, es que a la "mayor" le interesaba que fueran ellos quienes la emitieran. Insisto, esto es totalmente lícito, normal y personalmente lo apruebo. Yo haría lo mismo si mi trabajo consistiera en divulgar la existencia de una película y estuviera en mi mano seducir con un contenido atractivo a un programa con tanto alcance. Ahora bien, lo que un periodista serio debe hacer si la acepta es contextualizarla en su publicación, comentar a sus lectores y/o espectadores que aquello que van a ver se hace “con motivo del estreno de tal o cual película o una semana antes de la publicación de tal o cual libro” como ha ocurrido, y lo uso de clarificador ejemplo, cada vez que el muy amenazado Roberto Saviano ha concedido una entrevista. O al menos, evidenciarlo…
Otra cosa es querer dárselas de periodista intrépido de forma vergonzante y deliberada, porque además, a pesar de usar continuamente secuencias de la película, nunca tuvieron la decencia de rotular la procedencia de aquellas imágenes cedidas por la “mayor”.
Muy al final, como quien no quiere la cosa y si no recuerdo mal estando ya en plató, debajo de Pastor apareció una mención al estreno de la película. Pero eso es lo de menos, lo de más para la “mayor” es que ha conseguido devolver a la actualidad el tema de Malala, justo a tiempo para que la gente identifique el cártel del filme en su cine habitual el próximo lunes. Y esto, vuelvo a insistir, es un objetivo loable si es usted una empresa que se sostiene con la venta de entradas.
Pero ¿Cómo aceptar ante un público tan entregado como el del “El objetivo” que aquella entrevista no era producto de un reportaje de investigación en sí mismo sino un aliño precocinado? Siendo honestos, sencillamente... pero entonces el programa perdería la oportunidad de inflamarse con esa épica del periodismo tan peligrosa que practica más de lo recomendable. Por el camino moría la honestidad ¿En qué otras materias en las que no soy experto no se colará ese ego desvirtuando el contenido y también la calidad periodística de quien lo emite?
Si aún dudan, les invito a que echen un vistazo a ésta pequña batería de entrevistas que poco a poco se pueden ir encontrando colgadas en las webs de televisiones de todo el Mundo. Todas ellas, menos la de Ana Pastor, contextualizan el motivo por el que han obtenido la entrevista.
Periodista italiano de la RAI
Fíjense en el fondo de Malala... ¡Voila!
Para NTV, televisión de Kenya
También les invito a ver la cartelería de los photocalls de las diferentes premieres que se han hecho de la película a lo largo y ancho de éste mundo en cuyas alfombra rojas Malala tampoco tuvo reparos en atender a medios... ¿No se parecen?
Periodista de Televisión de Saigon
Entrevista a pie de alfombra roja para televisión holandesa
Malala posando en su photocall
Si aún no me dan crédito (duden siempre de cualquier publicación porque es muy sano) pregúntense por qué demonios se emitió la entrevista el pasado Domingo, cinco días antes del estreno de “Él la llamó Malala” en nuestro país y no dentro de dos meses, por decir algo.
A veces, en estos junkets, frente al periodista y junto a la celebridad de turno, se coloca un molesto reloj que va indicando el tiempo que le queda a uno en modo cuenta atrás. Tiranías de nuestro tiempo. Cuando el reloj se pone en rojo, le toca a uno irse por donde ha venido y le sustituyen, unos tras otros, innumerables periodistas que calientan la silla, tantos que lo difícil es currárselo y ser original en las preguntas. Una vez más, nuestro trabajo es obtener el mejor contenido, no el vacío, la obviedad y la repetición. Nuestro trabajo es intentar escapar de las frases diseñadas por algún departamento de marketing. Porque el suyo es vender los valores de marca que quieren vender, pero el nuestro es ofrecer un contenido honesto y rico a nuestros espectadores.
En casos de gente tan importante como Malala y su padre, no se suelen conceder más de cinco minutos, aunque asumo que siendo una entrevista por país y a un medio estratégico, igual le concedieron diez, pero esto sí que son suposiciones basadas en la experiencia. Quizás fue la presencia de ese reloj o de la persona encargada de controlar que no te pases de tiempo, justo detrás de ti, lo que puso nerviosa a Ana Pastor, más acostumbrada a ser dueña y señora de un plató y un equipo humano ajustado a sus necesidades periodísticas. Quizás tanto le afectó que, como bien apunta David Bollero, sólo se le ocurrió preguntar obviedades que Malala contestó con las mimas exactas palabras que usa en el documental… porque las preguntas ya las había realizado en el mismo el director de la cinta, Davis Guggenheim. Como ven, nada se salió del guion. Pastor fue una efectiva arma de marketing con la inteligencia suficiente para darle la vuelta a aquello y presentarlo ante su ardiente público como un genuino ejemplo más de su aguerrido estilo periodístico.
"¿En todo este tiempo nunca has sentido ira?" Pregunta Davis Guggenheim a Malala en su documental
"Los perdoné el primer día" responde Malala a Ana Pastor a una pregunta formulada prácticamente igual que la de Guggenheim. Este ha sido aireado como gran titular por el equipo del programa.
De la entrevista y de la forma en que se nos presentó, a mi juicio, sobró ego y faltó periodismo.
Mi consejo: hay un gran vacío de contenidos de denuncia en el periodismo actual, pero en la medida de lo posible, eviten llenarlo con otro vacío enmascarado.
Y para saber sobre la película, no duden en ver el programa Días De Cine de ésta semana...