Vacaciones
El final del programa de ayer fue de traca. El baile se convirtió en una forma de liberar la tensión después de una intensa temporada y de una más que frenética semana. En los últimos ocho días he viajado desde Córdoba a Barcelona, de Barcelona a Vitoria, de Vitoria a Barcelona, de Barcelona a Santander (donde participé en un acto de la UIMP), de Santander a Astorga y de Astorga a León y Barcelona. No está mal.
Lo cierto es que pillé un catarrazo de aúpa en Cantabria (gentileza del aire acondicionado del Palacio de la Magdalena) pero aun así tuve fuerzas para meterme entre pecho y espalda un delicioso cocido maragato, ése que, digan lo que digan, se come inexplicablemente al revés. Regresamos a Astorga diez años después y me di cuenta de lo mucho que hemos crecido desde entonces. Tenemos más años, más arrugas y achaques pero también muchísimos más amigos. La calurosa sala de plenos del Ayuntamiento se quedó pequeña desde primera hora de la mañana.
Cuando trabajas en lo que te gusta y con gente que te gusta sólo necesitas las vacaciones para descansar de lo que aborreces (los madrugones) y de lo que te agota (los viajes). Estamos físicamente exhaustos y por eso agradecemos la pausa veraniega que esta vez ha llegado más rápido que nunca. Con tanto movimiento, el año laboral se me ha pasado en un suspiro. Por cierto, no quiero olvidarme de dar las gracias a todos los compañeros de los servicios técnicos y de documentación sin cuyo trabajo nuestro esfuerzo no serviría para nada.
Ha sido una buena temporada. Es más, yo diría que a pesar de las ausencias que no consigo superar (las de Juan Morales, Andrés Aberasturi o Pilar Varela...) ha sido la mejor temporada del programa. Somos un buen equipo, tenemos unos seguidores de lujo, unos jefes estupendos... ¿qué más se puede pedir?
Así que me despido hasta septiembre con cuatro palabras:
¡¡¡¡¡¡¡GRACIAS Y FELIZ VERANO!!!!!!!!!!!!!!