Rotondas
Fin de semana en La Mancha. En Madridejos hemos aprendido mucho sobre el cultivo y la elaboración del azafrán. ¡Es un proceso fascinante! El domingo, al final del programa, ya fuimos capaces de mondar algunas rosas sin cargarnos los estigmas. ¡Qué bien!
Hemos vivido dos días intensos. Cuando emitimos desde una localidad y nos alojamos en otra (como ha sido el caso) la cosa se complica. Y si además tenemos alguna actividad extra en la agenda, ni les cuento. El sábado por la tarde, despues de visitar el Museo del azafrán y de restaurarnos un poco, Nieves, José Mª, José Ramón y servidora salimos hacia el casino de Aranjuez donde se entregaban las Antenas de oro. Nos costó llegar y nos costó salir gracias a la deficiente, escasa, lamentable e indignante señalización de la A-4. Dimos decenas de vueltas en las rotondas buscando algun indicador que nos orientara y queriendo regresar a la autovía llegamos, por este orden, al hospital, a las urgencias y al tanatorio de Aranjuez. El responsable de tamaño despropósito (¿quién decide qué rótulos se ponen y dónde?) debería, como penitencia, pasarse la noche entera dando vueltas a una rotonda.
Íñigo recibió su Antena y nosotros le aplaudimos a rabiar. Dijo unas cuantas mentiras piadosas sobre mí (¡cómo se lo agradezco y cuánto me emocionó!), le entregué a Flo su estatuilla y salimos pitando. A pesar de ello el madrugón fue de órdago y el domingo tuve la sensación de que alguna de mis neuronas no acabó de conectarse.
Hoy escribo poco y a escondidas (mi querido traumatólogo Luis Orozco me ha prohibido escribir). El brazo me sigue doliendo...