No como del todo bien. ¿Quién es el culpable?
jueves 24.ago.2017 por Aitor Sánchez 3 Comentarios
Damos importancia a la salud, intentamos llevar un estilo de vida más saludable y en concreto una alimentación adecuada para conseguirlo. Pero esas buenas intenciones se suelen quedar en eso, sin llevar a cabo verdaderos cambios que mejoren nuestra dieta, buenas elecciones de alimentos para nosotros y nuestro entorno.
A pesar de que los malos hábitos dietéticos van en aumento, también crece la preocupación por la salud. Al parecer el interés por lo natural, lo cercano y sostenible, son tendencias que marcan la alimentación en España, según un estudio de este mismo año del Observatorio de Tendencias de Mercabarna. Montserrat Ballarín, presidenta de Mercabarna, señalaba en mayo cuando se presentó el informe para el cual se habían llevado a cabo más de mil encuestas a hombres y mujeres de toda España de entre 18 y 70 años y entrevistas en a responsables de empresas del comercio, la distribución alimentaria y el catering, que entre las tendencias actuales y futuras de la alimentación en España, la primera gran tendencia de la alimentación es la preocupación por la salud y el bienestar personal.
Como empecé diciendo, los resultados de estas encuestas me parecen veraces en el sentido de que sí, existe esa preocupación, ese interés y tendencia, pero por el contrario, mi experiencia en consulta, observación del entorno y estadísticas de consumo de alimentos de la población, indican que nuestras elecciones de alimentos no son las más adecuadas, pero sobre todo que la obesidad, el sobrepeso y con ello las enfermedades que derivan de una mala alimentación, van en aumento.
Comemos cada vez peor.
Y esto es lo que contestaron algunos pacientes y seguidores ante la pregunta:
¿Qué te dificulta tu objetivo de llevar una alimentación y estilo de vida más saludables?
“Fácil accesibilidad a productos de muy baja calidad a un bajo precio y su marketing correspondiente. Actividad laboral y aficiones sedentaria. Recibimos poca educación al respecto”. Tami. Alega además que va consolidando sus buenos hábitos pero luchando contra el entorno.
“Los amigos y cualquier forma de hacer vida social con ellos”. Joaquín, 25 años.
“El ambiente familiar, en mi casa se consume por ejemplo muchísimo pan y no me queda otra alternativa que consumir lo que se coma en casa”. Estudiante, 22 años.
“Salir los fines de semana con amigos que no comen de forma saludable”. Sonia.
“El entorno, convivir con gente que no está dispuesta a llevar una vida saludable, salir a comer fuera también es un condicionante” . M. Zegri.
“La organización de las comidas” Amaia.
“No veo apetecible la comida de verdad” Anónimo, 30 años. Aquí sigo viendo como causa el que la comida ultraprocesada altera la percepción de los alimentos reales, y esto es un gran problema del entorno, pues están encima más disponibles.
“En mi entorno suelen comer alimentos de poca calidad y me cuesta decir que no” Leminyers.
“Salir a comer comida basura que además me resulta adictiva, siendo luego en casa difícil volver a comer saludable” Irene Catro. Vaya, entonces el “de vez en cuando” también tiene su efecto negativo. En mi opinión, comer mal cuando se sale no tiene justificació, pero ese debate lo dejamos para otro momento.
“Entorno obesogénico. Te propones comer bien y vayas donde vayas te encuentras mil opciones poco saludables que encima te entran por los ojos” Abrahan, 37 años, alega que está consiguiendo comer más saludable y lo seguirá trabajando, aun sintiéndose atraído por todo este tipo de productos.
“La familia, unas croquetas, unas patatas, unas galletillas…” Grego. La recomendación de la “moderación”, nos lleva a que a diario estén presentes en las comidas de casa productos poco interesantes nutricionalmente como nos cuenta Grego.
“La desinformación” Christian, 21 años. Desde la adolescencia ha luchado contra su sobrepeso y en la actualidad goza de una estupenda forma física y composición corporal, para la cual sigue leyendo e informándose sobre alimentación saludable y entrenamiento.
“La vida social, la carta de cualquier sitio donde te apetezca ir a comer y el continuo cuestionamiento sobre los alimentos en la actualidad”. Pau. Quizá deberíamos crear demanda de mejores opciones en bares y restaurantes, os animo a pedir ensaladas, verduras, mejores preparaciones, y si no están en carta que nos las preparen o nos vamos.
“Mis padres, negación ante la mejora de la alimentación en casa”. Félix, estudiante de Dietética. Incluso teniendo a mano información en casa, la fuerza de los alimentos procesados hiperpalatables y cómodos para el consumidor gana.
“Tema social, comidas cenas, comidas familiares, no querer hacer el feo, un día en un día y esas frases”. Claudia, 24 años. No querer consumir una bebida o comida por convencimiento de que no es adecuada, sigue considerándose de mala educación, ojalá se valorara el ejemplo que da una persona al resto de la familia por ejemplo al no consumirla.
“Mi situación de opositora y amante del chocolate y los refrescos, ansiedad por estos alimentos” Irene, 23 años. Situaciones estresantes en las que la comida procesada y tan accesible proporciona una vía de escape, un auténtico problema.
“El estrés y costumbre de consumir de consumo de azúcar, harinas refinadas desde mi infancia” Laura, 30 años. Estas simples palabras deben hacernos reflexionar sobre la adición a los azúcares refinados y el hecho de la tranquilidad con la que los damos en la infacia, creando situaciones así en la edad adulta.
“La única dificultad es sólo cuando voy con gente que no come bien, aunque ya ni eso, o no como o no voy, paso de presión social”. Ani. Me parece interesante analizar que, cuando ya está en este nivel, en el que la presión social no te afecta e impulsa a realizar una elección dietética que no quieres, solemos preferir no acudir a un evento por ejemplo, lo que pone de manifiesto la fuerza del ambiente y que los “buenos hábitos” a menudo son los criticables y mal vistos.
Tras el sondeo, casi el 100% mencionó alguno de estos tres punto como principales condicionantes que impiden que su alimentación sea todo lo saludable que ellos quisieran:
- La falta de educación nutricional, desconocimiento.
- El ambiente, la disponibilidad de alimentos poco recomendables y con información confusa.
- La aspecto socio cultural de la alimentación.
Debemos tener en cuenta que todos los que contestaron (de manera voluntaria obviamente) fueron:
- O bien pacientes que ya poseen cierta educación nutricional por llevar tiempo trabajando conmigo en consulta y con otra percepción de los alimentos a los que pueden acceder.
- Seguidores que además del interés por salud (motivo por el que siguen cuentas de nutrición y salud), también poseen ciertos conocimientos derivados de las lecturas de estas cuentas.
Ambos grupos suelen hacer bastante incapié en que es en situaciones sociales donde les resulta imposible cuidar la alimentación, esto no solo lo vi con este pequeño sondeo, a diario en consulta es un gran hándicap.
Las reflexión que he estado haciendo mientras leía a lo largo de una semana todas las respuestas es que, aunque nos centramos en la mejora de la educación en materia de alimentación de nuestros pacientes en consulta, del entorno y de la población en general con nuestra labor divulgativa, debemos seguir trabajando para que el entorno y los eventos sociales no sean un problema. Estos encuestados saben más que la media sobre las buenas elecciones de alimentos, tienen el deseo de mantener sus buenos hábitos, en solitario lo hacen, disfrutan de hacerlo, pero el entorno sigue siendo más fuerte.
Quizá va siendo hora de crear entornos más saludables, de hacer un esfuerzo por transmitir nuestro buen hacer a nuestros familiares y amigos, de acudir a establecimientos donde hay mejores opciones en la carta, de pedir agua si me apetece en lugar de bebidas alcohólicas o refrescos, de llevar mi propia comida sin sentirme el raro del grupo e incluso dar a probar nuestras recetas saludables, no recriminar, acusar o alarmar, simplemente dar ejemplo en sociedad en lugar de escondernos avergonzados o sucumbir a los malos hábitos que nos rodean, es una tarea que nos beneficia a todos.
Paloma Quintana es Dietista-Nutricionista y Lda. en Ciencia y Tecnología de los alimentos. Máster oficial en Nutrición Humana.
Miss_nikon dijo
En mi caso, la jornada partida. Es una pérdida de tiempo horrible, y realmente también de efectividad en el trabajo.
Jorge dijo
Desde luego hay que tener valor y las ideas muy claras para ser el rarito del grupo. Y eso siendo adulto, que cuando entras en el terreno de los niños, con sus desayunos y meriendas...
Pero bueno, quiero pensar que poco a poco el mensaje calará y tomaremos conciencia social.
Y vuestra labor del día a día es muy importante para que ese día llegue lo antes posible.
Pura vida!
Miguel Ángel dijo
Llevo un tiempo siguiendo por redes sociales a varios dietistas y llevando a raja tabla vuestros consejos.Por todos los motivos citados en el artículo es complicado,pero se puede conseguir y en mi caso he bajado considerablemente de peso y sin hacer ejercicio por lesión.El mayor problema que estoy teniendo es en la alimentación de mi hija.Todos los inconvenientes se multiplican,se te llega a hacer muy cuesta arriba.Espero que por lo menos consiga concienciarla y que lleve los máximos hábitos saludables posibles.Gracias por vuestro trabajo.