Holi: la batalla de los colores
Muchas veces cuando alguien nos habla de un viaje a la India pensamos en lo exótico. En los olores, sabores y colores.
Para dar la bienvenida a la primavera el primer día de luna llena del mes de marzo se celebra el festival de los colores o holi. Esta tradición recuerda el día en el que Hiranyan Kashipu, rey de la India, trató sin éxito de calcinar a su hijo en una pira por venerar al dios Visnu en lugar de a él. Pese a la insistencia de su padre, Prahlad, se negaba a adorar a su padre que se había autoproclamado dios y su progenitor le castigó a morir en una pira por su injerencia. Su hermana, Holika, fue la encargada de sujetarle en su regazo creyendo el Rey que ella no moriría por haber seguido su doctrina. Sin embargo, todo salió al revés. Y Prahlad salió ileso triunfando el bien sobre el mal.
Esta fiesta es similar a nuestro carnaval porque en ella todo vale y no existen las clases de modo que se puede manchar de color a superiores y jefes.
Los colores simbolizan la fuerza, la llegada de la luz y la prosperidad de la recogida de los cultivos.
Como es tendencia últimamente con todas las fiestas esta también se ha comercializado y como veis al final del vídeo hay sitios que lo han convertido en una especie de reclamo para llenar su pista de baile. Concretamente los que aparecen en esos planos son los VIP del país, se nota, entre otras cosas, porque muchos de ellos llevan gafas de sol que, aunque de dudosa utilidad cuando están extremadamente manchadas de agua y vaya usted a saber qué, es una moda muy extendida entre los aquellos que se sienten observados.
Esta es la cara más bonita de la India, la fea es la que reclama espacio en las noticias y pocas veces lo encontramos.
¿Alguno de vosotros habéis estado allí? Un muy buen amigo mío ha vuelto recientemente de aquel país y lleva un tiempo tratando de asimilar todo lo que nos separa de ellos y replanteándose cuánto de lo que conocemos aquí es vanal (a priori, según él, mucho).
Luis Jiménez