Minas antipersona
Después de Afganistán, Colombia -que lleva seis décadas de conflicto armado- es el segundo país del mundo con más víctimas por la explosión de minas antipersona.
El 4 de abril se celebró el Día Internacional para la Sensibilización contra las Minas y, con el fin de llamar la atencion sobre este drama, 9.133 zapatos -uno por cada victima colombiana desde 1990- cubrieron la Plaza de Bolívar de Bogotá. Junto a cada una de estas piezas de calzado sin talón, se esbribió el nombre del municipio, departamento, género y condición como menor de edad, civil o militar, de cada una de las víctimas de las minas. Este acto ha formado parte de la campaña "¡Remángate!" que, ademas, animaba a los visitantes a remangarse una pierna del pantalón para mostrar su solidaridad con las víctimas.
De las mas de nueve mil personas que en las últimas dos décadas han sufrido en sus propias carnes la explosión de minas en Colombia, el 40 por ciento fueron civiles y un total de 870, menores de edad. Unas siete mil víctimas han sobrevivido, pero la mayoría están mutiladas o ciegas.
El 1 de marzo de 1999, entró en vigor la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales, un tratado internacional de desarme que prohibe la adquisición, la producción, el almacenamiento y la utilización de minas antipersona. Colombia, al igual que el resto de los estados miembro de la convención, se comprometió a destruir todos los artefactos explosivos esparcidos en su territorio en diez años pero el uso contínuo de estos explosivos por parte de los grupos armados y el elevado coste de las tareas de desminado (colocar una mina cuesta apenas tres dólares mientras que desactivarla puede llegar a los mil) obligó al pais a solicitar una prórroga de otros diez años.
Buscando datos en la red sobre esta lacra de la población civil de muchos países, me he topado con un informe del Centro de Investigación para la Paz de Madrid y del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza de 1995, anterior a la Convención. El informe denuncia que el asunto de las minas, como casi todo en la vida, es un "negocio" y que las mismas empresas que se están llevando el dinero de los gobiernos por desminar los terrenos son las que fabrican estos artefactos. Y más aun, y voy a citar literalmente el informe:
"paradójicamente son los mismos gobiernos que contribuyen a financiar programas de desminado, los que a la vez dedican recursos económicos a la investigación y desarrollo de nuevos tipos de minas. Por ejemplo, Alemania contribuye a esos proyectos a través de los fondos de la Unión Europea, al tiempo que en su presupuesto de Defensa de 1994 incluye una partida de unos 16.000 millones de pesetas para la producción y desarrollo de minas".
Creo, o quiero creer, que desde 1995 hemos evolucionado algo en materia de concienciación y respuestas al problema, pero mi pregunta es: ¿sigue sucediendo esto en 2011?
Rosa Loriente.