Héroes de ayer y de hoy
Los grafiteros y artistas callejeros se definen por su libertad de expresión y el carácter vandálico para todos los públicos de sus efímeras obras… y también por su sinvergonzonería.
Eso debió pensar el ministro de cultura búlgaro, Vezhdi Rashidov, que llamó vándalo al que se atrevió a transformar la famosa escultura de los soldados soviéticos de Sofía en personajes de las revistas de los comics yanquis y la cultura popular.
Hace unas semanas, un artista anónimo convirtió un monumento dedicado a la liberación búlgara del nazismo por el Ejército Rojo de la Unión Soviética en una burla al alineamiento actual de la derecha populista del gobierno de Bulgaria.
El Bansky búlgaro, como lo llaman, hizo que los heroicos soldados grises soviéticos amanecieran coloridos y convertidos en superhéroes, villanos de cómic e iconos del consumismo occidental.
El frío bronce comunista estalló de color para convertirse en los occidentales Superman, El Joker, Santa Claus, Robin, Capitán América o Ronald McDonald sobre la frase "avanzando con el tiempo" escrita en negro.
Esta atrevida incorrección política es una obra en toda regla que no desea ofender al tributo de la liberación búlgara de 1944 sino más bien resaltar la invasión que sufre Bulgaria: se acabó la URSS y llega EEUU.
Como todo buen arte callejero, la efímera obra fue restaurada por las autoridades, pero la ironía con la que se pintó hizo reflexionar a muchos sobre las contradicciones de la sociedad mundial actual.
Virginia Vega