Festival por las almas de Fukushima
El "festival de Obón" o "fiesta de las almas", es un evento anual japonés en el que vivos y muertos se reúnen para celebrar bailes, rezos y juegos. Según cuenta la tradición cada año durante el Obón los espíritus regresan a este mundo para visitar a sus familiares. Y éstos, lejos de salir huyendo de la "visita espiritual", la esperan con ansia y viajan desde largas distancias para reunirse y celebrarlo con sus muertos.
Y es que este festival nada tiene que ver con los mitos de las películas de terror en los que los fantasmas regresan de sus tumbas para aterrar a los vivos. Se trata de una fiesta en toda regla en la que los japoneses tocan los tambores taiko y bailan la tradicional bon odori. Estas dos expresiones artísticas están íntimamente ligadas al hecho de volver de la muerte: los tiako conocidos desde hace miles de años pueden alcanzar hasta dos metros y medio de diámetro y se usan para atraer a los dioses a la Tierra y poder dialogar con ellos. Las danzas bon odori dan la bienvenida a las almas perdidas con alegría.
En esta ocasión la celebración ha sido dedicada a las víctimas del terremoto de Fukushima, cuyo recuerdo va desapareciendo del panorama internacional tan sólo seis meses después del desastre. Un devastador tsunami desoló a la población de Fukushima y olas de hasta 20 metros hicieron que 20.000 personas perdieran la vida.
La fiesta concluye con la vuelta a casa de vivos y muertos, unos avanzando entre el tráfico y otros guiados por los farolillos que flotan en todos los ríos y lagos como camino hacia el mundo espiritual.
Sin duda, es una bonita forma de recordar a los familiares que ya no están y de calmar, aunque sea por unos días, el dolor por su pérdida.
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