Otadoya

¿De qué color es tu coche?

Hace unos días mi amigo Daniel Utrilla publicaba en su blog del diario "El Mundo" un artículo sobre el frío en Moscú. Sobre los tópicos que escuchamos los que aquí vivimos cuando hablamos con amigos de España.

Eso me dio una idea. Contarles algo de las consecuencias del frío en esta ciudad. Más que del frío en sí, de la nieve.

Así están casi todos los coches de Moscú durante los meses de invierno.

El Ayuntamiento esparce por las calles y las aceras unos productos que parecen gravilla. Son de un color entre marrón oscuro y negro. Cuando la nieve y el hielo se derriten forman un "barrillo" que deja de esta guisa los coches.

Aquí también es obligatorio llevar la matrícula bien visible y legible... ¿alguien puede identificar ésta?

Acercándose un poco, ésta otra sí que se ve. Pero, cuidado al abrir el portón trasero. Mejor que use guantes.

Estas fotografías las he tomado cerca de mi casa, pero daría igual... En cualquier zona de la ciudad la suciedad de los coches va para récord.

También hay alguno que cuidan su vehículo y aparece limpio. VEa el taxi del fondo.

Sí. Es el amarillo. Uno de los pocos taxis oficiales que encontrará en esta ciudad. Pero de eso ya hablaremos en otro momento.

Quizá algunos de ustedes piense que poner un lavadero de coches en Moscú puede ser un gran negocio. Me recuerda una anécdota seguramente falsa. Hace muchos años un fabricante de zapatos mandó a dos comerciales al Africa tropical. Uno de ellos le escribe: "Nada que hacer aquí. Pérdida de tiempo. Todos van descalzos". Y el otro: "Enormes perspectivas de negocio. Todo el mundo necesita zapatos".

Hablando de zapatos. Para los peatones el barrillo también tiene sus consecuencias. No saben como se ponen aquí en cuanto caminas un poco. Ahora no les extrañará la costumbre moscovita de descalzarse cuando uno va de visita a caa ajena. Normalmente el anfitrión te dejará unas zapatillas.

Es lo que tiene la nieve. Como todo, cara y su cruz. Tan bonita recién caída.. y tan sucia en cuanto se pisa. Sobre todo si se mezcla con esos productos.

¿Qué hacer con Lenin?

Lleva tanto tiempo ahí, desde agosto de 1924, que se ha convertido en un reclamo turístico más y, para unos pocos, un referente del pasado.

Pero el caso es que ahí está. La momia de Lenin sigue en su mausoleo de la plaza Roja a pesar de que cada vez son más los ciudadanos que preferirían que se la enterrase de una vez. Máxime cuando Rusia dejó de ser sovietica hace casi veinte años.

Una encuesta reciente revela que dos de cada tres rusos preferirían que descansara en paz en algún cementerio. Son, sobre todo, personas jóvenes y de mediana edad, habitantes de grandes ciudades y con estudios superiores.

Los que quieren que las cosas sigan como están son, obviamente, los comunistas, y personas mayores, que viven en pequeños núcleos de población, mayoritariamente sin formación académica.

Hasta la Iglesia ortodoxa se pronuncia por un entierro... y aquí paz y después gloria. Eso que, hace unos cuantos años, dictaminó que el cuerpo de Lenin reposaba conforme a la norma eclesiásica porque está debajo de la superfice de la plaza.

Si la retirasen, cosa que no va a suceder a corto plazo, se abriría otro problema. ¿Qué hacer con las otras aproximadamente 400 personas que reposan en el Kremlin, todas ellas Héroes de la Unión Soviética?

Muchos de los que quieren su retirada, creen que es cosa de tiempo. Dentro de unas cuantos años, cuando cada vez sean menos los que quieran que el cadáver del padre de la Revolución siga siendo un atractivo turístico, será mucho más fácil proceder a su enterramiento.

De momento dentro de unos días la momia va a ser sometida a los periódicos cuidados de mantenimiento que necesita. Pero volverá a la Plaza Roja en un par de meses.

Lenin murió en enero de 1923 y su momia instalada en la Plaza Roja en agosto de 1924.

Noticias de Kolimá

De Kolimá y de Yakutia. Se trata de dos regiones en el norte del norte, muy cerca del Circulo Polar Ártico.

He tomado el título del libro de Varlam Shalámov "Relatos de Kolimá". En él se cuentan las penurias que sufrían los deportados al Gulag. Porque en Kolimá, en época soviética, había varios campos. Y las penurias no sólo eran físicas, sino también morales.

Lo que les quería contar. Si quieren conocer lo que es el frío, dénse una vuelta por esas regiones. Sobre todo, estos días. Los termómetros están marcando 57 grados bajo cero. Pero no se crean, la gente comenta que como se trata de un clima seco, la sensación térmica no es tan acusada como podría suponerse por lo que dice el hombre del tiempo.

Pero, en fin, ya ven como ha quedado el coche que salía por la tele.

Con estas temperaturas, se han cerrado las escuelas y las guarderías; y los hospitales han tenido que atender numerosos casos de congelaciones.

Hay un pueblo en Yakutia que se llama Timot. Traducido del yakutio al español significa "Incongelable". Estos días no ha hecho honor a su nombre. El frío le ha reventado su sistema de calefacción centralizada. Sus 8.000 habitantes han tenido que recurrir a estufas eléctricas y otros ingenios para calentarse.

Pero no se crean, la gente hace su vida normal, si es que puede ser normal vivir en esas condiciones.

Supongo que se preguntarán, ¿qué ropa se pone esta gente para sobrevivir? Como ven en esta foto, aunque no es muy buena, gorros y abrigos de piel hasta los pies. Tradicionalmente en esas regiones confeccionaban sus abrigos con piel de reno. Y también unas botas con cuero sacado del mismo animal.

Este es un modelo de abrigo tradicional en esas gélidas regiones. Pero, del reno antiguamente sacaban hasta la ropa interior. Tal y como demuestra esta modelo.

Ya ven, se puede sobrevivir a temperaturas por debajo de 50 grados bajo cero.

Los yakutios dicen que todo normal, que no pasa nada. Debo confesar que tengo mis reservas de confianza. Me cuesta creerles.

Por cierto, ¿alguien de ustedes tiene un termómetro que pueda marcar -50º?

PS.- Discúlpenme por no haberles contado nada de Rusia estas últimas semanas. Primero fueron las Navidades y, luego, la guerra del gas. El caso es que hasta hoy no había encontrado un ratito para escribirles.