Contra la gripe agua helada
Haga frío o mucho frío, Evguenia empieza el día con el mismo ritual. Se echa por la cabeza dos cubos de agua helada. Y en el pueblo de Evguenia frecuentemente hace mucho frío. Vive en la región de Chelabianks, en la zona de los Urales donde los 10 y los 20 bajo cero son moneda corriente.
Para Evguenia no es ningún incoveniente. Sale de su casa semidesnuda, se vuelca sus dos cubos y se da un paseito por la nieve. Descalza, naturalmente. Luego entra en la cocina y se toma un té caliente con unas hierbas que ella misma prepara. Dice que es un remedio infalible contra los catarros y las gripes. Antes tenía problemas de garganta cada dos por tres, pero desde que empezó con sus baños helados, ni un resfriado.
Y Eveguenia no es una jovencita precisamente. Ha cumplido los 70. Tiene dos hijos y cinco nietos. Pero ninguno la acompaña. Ni siquiera su marido Nikolai. Dice que le impresiona ver como sale vapor del cuerpo de su mujer cuando se vuelca el agua helada. Le da miedo. Así que se limita a mirar. También le prepara los dos cubos, que en esta época del año tienen una capa de hielo que hay que romper antes del baño.
Evguenia lleva 17 años con su particular frigoterapia y su esperanza que su bisnieta le acompañe todos los días con sus cubos de gau helada por la nieve.