El frío de Stalin
Hace frío, mucho frío en el Museo de Stalin. La guía, con abrigo y guantes, explica que no hay calefacción. Debe ser una reminiscencia de aquellos tiempos de plomo, cuando había que forjar a la "clase obrera" con toda "clase" de privaciones. En la mente del "padrecito" la calefacción debía ser una desviación pequeñoburguesa. Una traición a los corazones revolucionarios que sólo necesitaban para calentarse la incandescencia de sus ideas. Pero hace frío, y la guía cuenta que están buscando un patrocinador. Alguna empresa que sufrague el gasto de la instalación y el mantenimiento. No me imagino a ninguna multinacional haciendose publicidad por haber instalado hilo radiante en el Museo Stalin de Gori, Georgia.
Claro, el museo está en Gori, patria chica del líder, dictador, dirigente, genocida... pongan y quedénse con el adjetivo que quieran. Yo tengo el mío. Bueno, los míos y Sosó Stalin no sale muy bien parado.
Naturalmente, el museo está en la avenida que lleva su nombre
Porque en Gori hay unas cuantas estatuas monumentals que le recuerdan. Son enormes, como para olvidar que apenas medía 1,62. Tampoco se recuerda que estaba picado de viruela... Esas cosas no cabían en el "padrecito de los oprimidos"
Aquí me tienen ustedes junto a la que está en el propio museo.
Lo que ven detrás que parece un pequeño templo romano, no es más que la cubierta que pusieron en aquellos años sobre la casa en que nació Josif Djuasgavili, el futuro Stalin, y que, por entonces no era más que el enclenque Sosó al que su padre zurraba de manera inclemente entre borrachera y borrachera. Y también los pocos ratos que estaba sereno o de resaca.
El museo no es más que un recorrido kistch por la trayectoria de este hombre. el seminario, la actividad clandestina, sus deportaciones a Siberia y sus huídas. Hay un cuadro que recrea una de éstas ante la que hasta la guía sonríe complicemente. Fotos, muchas fotos de todas o casi todas sus épocas. Curiosidad, hay una de Trotski.
Y artículos de la prensa de la época. Incluso el escrito de Lenin recomendando que no fuera Él el heredero.
Cuadros, realismo socialista. Objetos y regalos. Porque, claro, el hombre de acero que guiaba con impulso inamovible el curso de la revolución recibió infinidad de regalos. No quiero aburrirles con detalles, pero si tiene algún enemigo que se casa, pueden tomar modelo en este museo para vengarse. Agradecerán este pequeño consejo!
Por estar, está hasta su primer despacho en el Kremlin
Desde hace unos años. con la independencia de Georgia, ha habido problemas con el destino de algunos objetos. Qué si en Moscú, qué si en Gori... Ya saben como son las relaciones entre ambos países.
Si les digo que todo el museo necesita una puesta al día, no les digo nada nuevo.
La visita termina en la mísera casa donde nació el hijo del zapatero borrachín y la abnegada Ekaterina.
Y, como colofón, a la salida el vagón que utilizó durante la Segunda Guerra Mundial.
80 toneladas de blindaje, varios departamentos para colaboradores, una sala de reuniones, un baño completo y la habitación del que ya era el "mayor estratega que vieron los tiempos". El que no vio que los nazis le iban a atacar en junio del 41, a pesar del pacto de no agresión entre Molotov y Ribbentrop.n Ése, el de ni un paso atrás.
La guía nos dice que ultimamente no reciben muchas visitas, que la cosa está floja. Nos cuenta que en agosto, cuando la guerra con Rusia, ella huyó a Tiflis, pero que las tropas del Kremlin no tocaron nada del museo. Una imagen sugerente para un cuento. ¿No les parece?
PD.- También en Tiflis aparece el "padrecito Stalin". Esto que ven es un relieve en la fachada de un vieja central hidroeléctrica.
¿Se imaginan algo por el estilo sobre un perspnaje en España en el que estoy pensando ahora y ,seguro que, ustedes también?