2 posts de abril 2009

El día de la boda

Recuerdo mi primer fin de semana en Moscú. Principios de otoño, falta de luz, tantas cosas extrañas... Paseando sin dirección y sin apenas entender nada. Recuerdo que me sorprendió ver unas enormes limusinas con flores pegadas por la carrocería y en el techo, sujetados con cinta asilante, dos enormes anillos dorados de plástico. ¡Claro, era una boda!

Me pareció un homenaje superlativo a la horterada. Ahora me siguen pareciendo lo mismo, pero ya no me sorpreden a fuerza de haberlos visto tantas veces.

Es que en Rusia la gente se casa mucho. Y, para lo que se estila en España, muy pronto. Este año -no sé si será por la crisis- se casan más. En enero se celebraron en Moscú 5.386 bodas, un 25 por 100 más que un año antes.

También es cierto que veníamos de un pequeño descenso. Porque en 2008 se casaron 84.028 parejas, casi un cinco por 100 menos que en 2007.

En Rusia hay ciertas supersticiones con las fechas para pasar por la vicaría. Hace un par de años el siete de julio fue una fecha muy demandada. Era el 7 del 7 del 7. Se interpretó como un buen augurio. Las reservas se hicieron con muchos meses de anticipación. Sólo ese día se casaron en Moscú 1.678 parejas. Hoy se sabe que ara 91 de ellas no fue una buea idea. Ya se han divorciado.

Sin embargo no ocurrió lo mismo con el 8 del 8 del 8. Fue un día normal en el registro civil.

Este año presenta dos fechas. Claro, el 9 del 9 del 9. Pero ésta no gusta mucho. Porque si le damos la vuelta sale el triple 6. Y ya saben lo que significa.

La otra fecha es el 7 del 8 del 9. Una sucesión que puede resultar interesante para algunos supersticiosos. De momento, tampoco ha sido muy demandada.

El vandalismo, ¿última fase para el leninismo?

Corren malos tiempos para Lenin. Para su memoria o su recuerdo tan abundante en este país. Él, que fue pasto de un culto ditirámbico durante tantos años, está recibiendo estos días un aluvión de vejaciones.

Les supongo enterado de lo de San Petersburgo. Hace unos días de madrugada una explosión destruía parte de una enorme estatua del padre de la Revolución de Octubre. A simple vista, parece que sólo le hizo un agujero en el abrigo.

Pero la cosa es más seria y habrá que desmontar la enorme estatua. Se encuentra frente a la estación de Finlandia (allí donde él llegó para iniciar la revolución). Aguantó a pie firme todo el cerco de Leningrado, que duró más de tres años en la II Guerra Mundial. Lleva en el mismo lugar desde 1926. Desde que empezó el auge de Stalin y el culto a la personalidad de su antecesor Lenin.

Los comunistas peterburgueses habían propuesto hace unas semanas colocar en ese lugar, a ambos lados del líder revolucionario una estatua de su esposa y otra de su amante. No les extrañe que antes hubieran pedido a la Iglesia ortodoxa rusa que canonizara al mismo Stalin.

Pero ha habido más ataques de esta índole. En Volgogrado otra imagen de Lenin ha aparecido con una inmensa coleta bajando desde su calvísimo cráneo. Es un peinado típico de los cosacos ucranianos.

Y en Stavropol, un gigantesco retrato pintado en roca en 1925 ha sido destruido. La cara del prócer comunista está llena de cruces gamadas y simbología antisemita.

¿Qué hacer? se preguntaba Lenin a principios del siglo pasado. ¿Qué hacer con su momia y sus imágenes públicas se preguntan muchos rusos 100 años después?

Carlos Salvador


Creo que llego con retraso. Es algo que me pasa con frecuencia. Creo que debía haber explicado el título del blog al inicio. Pero, bueno, más vale tarde que...
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