El día de la boda
Recuerdo mi primer fin de semana en Moscú. Principios de otoño, falta de luz, tantas cosas extrañas... Paseando sin dirección y sin apenas entender nada. Recuerdo que me sorprendió ver unas enormes limusinas con flores pegadas por la carrocería y en el techo, sujetados con cinta asilante, dos enormes anillos dorados de plástico. ¡Claro, era una boda!
Me pareció un homenaje superlativo a la horterada. Ahora me siguen pareciendo lo mismo, pero ya no me sorpreden a fuerza de haberlos visto tantas veces.
Es que en Rusia la gente se casa mucho. Y, para lo que se estila en España, muy pronto. Este año -no sé si será por la crisis- se casan más. En enero se celebraron en Moscú 5.386 bodas, un 25 por 100 más que un año antes.
También es cierto que veníamos de un pequeño descenso. Porque en 2008 se casaron 84.028 parejas, casi un cinco por 100 menos que en 2007.
En Rusia hay ciertas supersticiones con las fechas para pasar por la vicaría. Hace un par de años el siete de julio fue una fecha muy demandada. Era el 7 del 7 del 7. Se interpretó como un buen augurio. Las reservas se hicieron con muchos meses de anticipación. Sólo ese día se casaron en Moscú 1.678 parejas. Hoy se sabe que ara 91 de ellas no fue una buea idea. Ya se han divorciado.
Sin embargo no ocurrió lo mismo con el 8 del 8 del 8. Fue un día normal en el registro civil.
Este año presenta dos fechas. Claro, el 9 del 9 del 9. Pero ésta no gusta mucho. Porque si le damos la vuelta sale el triple 6. Y ya saben lo que significa.
La otra fecha es el 7 del 8 del 9. Una sucesión que puede resultar interesante para algunos supersticiosos. De momento, tampoco ha sido muy demandada.