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Fila 34, 150 euros


Ya sé que en la radio nunca se debe empezar con la palabra ayer. Pero esto sucedió ayer. Y quiero que la coordenada temporal quede bien fijada. Ayer, 7 de octubre de 2010, estuve en el concierto que Leonard Cohen ofreció en Moscú.

Muchos momentos de mi vida -buenos, malos y regulares- están asociados a algunas de sus canciones. No podía dejar pasar la oportunidad. Aquí quiero fijar la coordenada personal.

Recuerdo las primeras veces que escuché Suzanne o las canciones de aquellas épocas. Que sencillas. "Pero si no tienen nada", me decía. Y volvía a escucharlas una y otra vez.

¿Que tenía el judío canadiense, como le llamó en alguna ocasión Carlos Faraco? No lo sé. No lo supe entonces y sigo sin saberlo. Sólo sé que cuando lo escucho, me siento un poquito mejor. Lo que tenía, sigue teniendolo. Ahora con 76 años.

No sé si será esa "voz de tinaja hueca", que decía Fernando Poblet. Ese desarraigo, la melancolía, ése ser la música del Boulevard de los Sueños Rotos, el desamparo, la derrota, la lluvia en una noche fría y sin techo... No lo sé. Dicen de él que es el depresivo no químico más fuerte del planeta. Quizás. A mí sus canciones me llevan hasta las profundidades para enseñarme que a lo lejos hay una salida, una luz... Lejos, pero existe.

Sensaciones. Todo muy subjetivo. Pero ayer, viéndole con sus músicos, la experiencia se repitió. Y, por éso, sinceramente, Gracias, señor Cohen.


Me queda una coordenada, la de lugar que se asocia con la organizativa. El concierto del señor Cohen tuvo lugar en el Palacio de Congresos del Kremlin. Un inmenso edificio de 1961, época de Jrushev, donde caben 6.000 personas. Todo a lo grande.

La organización, un desastre. Llegué a la puerta 40 minutos antes de la hora oficial. Y, entre unas cosas y otras, llegué a mi asiento (fila 34, butaca39) cuando el concierto ya había empezado. Menos mal que el señor Cohen nos regaló más de dos horas y media de sus canciones.

Luego me enteré que las colas se había podido saltar por el "procedimiento humano". Poniendo unos cuantos rublos en la mano adecuada...

En cualquier caso, hasta la próxima, señor Cohen. Y muchas, muchísimas gracias.

PD.- No sé si la interpretó en el rato que me perdí. Sólo eché en falta una canción, Famous blue raincoat.


Lo de Fila 34, 150 rublos corresponde al lugar que me tocó y el precio que pagué.

2 Comentarios

Carlos, ?son 150 rublos, o euros? Porque la diferencia es grande.
Me gustaria ver el palacio de congresos por dentro, no he tenido la ocasion. Me alegro mucho de que lo disfrutases.


Lo que nos cuentas demuestra el dicho de "quien tuvo, retiene". En el caso de este hombre capacidad de emocionar y de hacernos sentir sin más, a cada cual por lo que sea.
Conozco pocas canciones suyas y no recuerdo, a bote pronto, que alguna me haya marcado un momento preciso, pero iría a un concierto suyo sin pensarlo.

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Carlos Salvador


Creo que llego con retraso. Es algo que me pasa con frecuencia. Creo que debía haber explicado el título del blog al inicio. Pero, bueno, más vale tarde que...
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