Mis primeras lecturas (por Tito Ros, redactor de Página2)
Si me preguntaran cuál fue el primer libro que leí completo en mi vida, tendría mis dudas.
Ya que alguna vez me he planteado yo mismo esta cuestión, me quedo con dos títulos. Para ser más exactos, me quedo con un título y una saga. El título fue Segunda fundación (y no llegué a leer el resto de libros de la serie), de Isaac Asimov; y la saga (que supongo no leí en su totalidad) de Los felices Hollister.
De pequeño devoraba libros, aunque solían ser aquellos Clásicos Juveniles de Bruguera, y otros por el estilo, donde imperaban más las viñetas e ilustraciones que el texto en sí. Yo era un chico espabilado y, como tantos, me zampaba lo meramente cómic porque así llegaba antes a la resolución y obviaba el texto grueso.
Por lo tanto, de esa primera experiencia con Segunda Fundación y Los Hollister, guardo el recuerdo de sentirme muy satisfecho por haber leído, por fin, un libro que yo consideraba “completo” (aunque del de Asimov no entendiese absolutamente nada) y eso me llevó a enfrascarme en tantas y tantas otras lecturas.
Llegué al Lobo estepario con 13 años y al Ulises, de Joyce, con 17.
Fíjese usted.
Me cuesta, de todas formas, recordar cuál fue el primer libro que leí y, sin embargo, sé muy bien cuál ha sido el último. Ha sido Ivanhoe, de Walter Scott.
Ha sido como una regresión, porque, aunque vagamente, yo recordaba la historia caballeresca e, incluso, me parece ver el grueso lomo del Clásico Bruguera con los rostros de Ivanhoe, el Caballero Negro Ocioso, Rebeca y Juan Sin Tierra dibujados.
Y es precisamente haber leído Ivanhoe y encontrarnos en fechas navideñas lo que me ha hecho ponerme a escribir en este blog. Porque reivindico más que nunca aquellos Clásicos Juveniles de Bruguera. Porque me da la sensación de que la mejor forma de abordar la lectura cuando eres muy niño es con esos libros que echan mano de ilustraciones y viñetas. Porque como en tantas otras cosas en esta vida, se tiene que trampear y, por ejemplo, mirarte el final (dibujo) antes de leerte todo el libro. Luego, ya vendrán las obras de Asimov, las sagas juveniles del momento, el imperecedero Hermann Hesse, el Ulises y Baudelaire, total, para regresar siempre a Ivanhoe.