Kenia: prostituirse por 50 céntimos
lunes 8.mar.2010 por RTVE.es 1 Comentarios
Korogocho es uno de los 199 slums que rodean Nairobi, Kenia. Los slums son interminables barrios de chabolas y edificios destartalados en los que viven dos millones y medio de personas. Algo más de la mitad de los habitantes de la capital vive en barrios como éste. Los slums son la escenificación de un gigantesco y escandaloso apartheid social y económico. Los dos millones y medio de personas que malviven en estos barrios parece que no cuentan para nadie, parece que no existieran, parece que su presencia fuese un espejismo de horror en una de las ciudades del corazón de África.
Mujer=pobreza=sida
Ese nivel de pobreza ha abierto las puertas al sida, que en Korogocho hace estragos. Un tercio de los habitantes del barrio está infectado. El virus se ceba especialmente entre las mujeres, uno de los colectivos más vulnerables y débiles. Ellas son las que, en última instancia, tienen que asumir la crianza de sus hijos y la forma de sacarlos adelante. En muchas ocasiones solas, ya que el marido las abandonó o, sencillamente, se desentendió del problema.
Hay mujeres que prefieren morir de sida antes que morir de hambre o no poder alimentar a sus hijos. Esta es la cruda realidad que lleva a la prostitución. Y junto a ello, el dato escalofriante: hay clientes que pagan 20 céntimos de euro ó 50 céntimos si la mujer accede a que no use preservativo. Aquí, en los arrabales de Nairobi, el sida se propaga por medio euro.
Misioneros en la brecha
Todo esto me lo cuenta Daniel Moschetti, uno de los misioneros que lleva años compartiendo su vida con la gente de Korogocho: “la presencia de los misioneros creo que es importante. Jesús escogió vivir con los últimos, eligió vivir con los marginados y en la calle se encontraba a los enfermos, los pobres, las mujeres, es decir, los marginados de su tiempo. Creo que, como Iglesia, tenemos que hacer la opción de estar junto a los pobres, en medio de los pobres”.
Los misioneros y la comunidad cristiana de Korogocho han puesto en marcha mucha iniciativas para hacer frente a la situación: cooperativas para mujeres, escuelas, pequeños centros donde los enfermos puedan morir con dignidad... incluida una campaña para detener el proyecto del Gobierno de derribar cientos de miles de viviendas de los slums y, junto a ellas, llevarse por delante centros comunitarios, pequeñas escuelas, capillas, ambulatorios... todo esto sin llegar a ningún acuerdo con los vecinos.
Razones para la esperanza
Cuando se habla de Korogocho se puede poner el acento en las múltiples calamidades en forma de delincuencia, marginación, sida, alcoholismo, etc...o poner el acento en que, pese a todo esto, la gente se organiza y tiene ganas de luchar y de seguir adelante. En esa inyección de esperanza que recibe el slum tienen mucho que ver las pequeñas comunidades cristianas que hay repartidas por el barrio y cuyo encuentro, cada domingo, en el barracón que hace las veces de capilla, es una fiesta.
María dijo
Por favor, seguid contando cosas como estas, tan escalofriantes y, a la vez, tan humanizadoras