La sonrisa de un niño maltratado

Ya estamos en Ecuador. Hace dos días que pasamos la frontera y ya hemos visitado tres ciudades diferentes: Macará (con sus arrozales), Catacocha (situada sobre una roca imponente en los Andes) y ahora, Loja, en un valle primaveral a 2.300 metros de altitud y con tantos proyectos interesantes que será imposible grabar todo en los dos días que hemos programado de estancia en este lugar de 180.000 habitantes y todo un despliegue formativo por parte de la comunidad marista. Aquí dirigen el colegio popular -y gratuito- más importante de la ciudad (3.000 alumnos), un centro tecnológico con siete ramas de formación profesional diferentes, un hogar para personas mayores sin recursos y el objetivo de nuestro reportaje: el albergue y el hogar para menores en riesgo de exclusión.

El hermano Mariano, palentino y ecuatoriano -lleva en el país casi 40 años- dirige la Fundación que sostiene las diferentes obras maristas con el apoyo de la ong de la congregación en España, ya sabéis, SED (Solidaridad, Educación y Desarrollo).

Los del equipo (prometemos foto de trabajo en breve) nos hemos empapado de las historias dramáticas que los pequeños del albergue (de entre 3 y 12 años) y los adolescentes de los hogares (de entre 13 y 18 años) han vivido en primera persona y han querido compartir con nosotros.

La mayoría han llegado aquí porque la policía ecuatoriana para la infancia los ha rescatado de hogares donde sufrían violencia y eran maltratados. Algunos han perdido a sus padres y no tienen ningún familiar que se quiera hacer cargo de ellos. Lo cierto es que todos coincidimos en que ahora se les ve felices y que la mayoría de ellos tienen una oportunidad estupenda para sentar las bases de su futuro y llegar a ser lo que quieran.

Y eso es lo que nos han contado los pequeños. David (13 años) quiere ser arquitecto, Martín (de 17) sueña con ser un gran chef de cocina, Víctor (17 también) estudia duro para llegar a licenciarse como abogado y Jesús (10 años) sólo piensa en llegar a un equipo de fútbol profesional. Los más pequeños, como Jefferson, Diana, Mauricio o Anita disfrutan con cada momento de juego y no dejan de regalarnos unas sonrisas que esconden el dolor y las malas pasadas que les ha jugado a la vida a pesar de su inocencia.

Mañana volamos hacia Sucumbíos, en la selva, muy cerquita de la frontera con Ecuador. Iremos vía Quito. Allí hemos quedado en grabar a cinco naciones indígenas. No sabemos si dispondremos de conexión a internet. Si la encontramos, seguro que os contamos qué tal nos está yendo por estos pueblos de Dios.

Categorías: de-viaje

RTVE.es 11.jul.2010 02:26

2 Comentarios