Amenazado por defender a los inmigrantes
lunes 20.sep.2010 por RTVE.es 0 Comentarios
Nos ha llegado un mensaje desde el servicio de prensa de las Obras Misionales Pontificias en el que se nos alerta de la situación que vive el sacerdtoe Alejandro Solalinde.
El padre Alejandro Solalinde es el coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana de la diócesis de Tehuantepec, en el estado mexicano de Oaxaca. También es director de un refugio para emigrantes en Ciudad Ixtepec, creado para ofrecerles un lugar donde descansar y recuperarse del viaje.
El refugio comenzó sus actividades el 26 de febrero de 2007 con el nombre de "Hermanos en el Camino". Está situado muy cerca de las vías de tren por las que viajan las personas procedentes de Centroamérica que, atravesando México, quieren llegar a Estados Unidos. Más de 400 inmigrantes durmieron en el refugio la primera noche, y el flujo de personas ha sido constante desde entonces.
Según ha condenado Amnistía Internacional, esta muestra de solidaridad con las personas inmigrantes ha provocado ataques y hostigamiento por parte de miembros xenófobos de las comunidades locales, alentados a menudo por bandas de delincuentes y autoridades locales.
Un ejemplo de las intimidaciones que sufre el padre Solalinde ocurrió el 24 de junio de 2008, cuando un grupo de unos 50 residentes de Ciudad Ixtepec, encabezados por el alcalde y 14 policías municipales, irrumpieron en su albergue. Amenazaron con prender fuego al edificio si no se cerraba en un plazo de 48 horas. A pesar de todo él y otros voluntarios continúan su trabajo de prestar asistencia a los inmigrantes.
Las amenazas también vienen de los narcotraficantes y de las bandas de delincuentes que suelen acaparar titulares en México con sus asesinatos, secuestros, violaciones y extorsiones. El pasado agosto 72 inmigrantes centroamericanos fueron fusilados por el grupo narcotraficante conocido como los zetas, al parecer por negarse a colaborar con sus actividades. El padre Solalinde hizo llegar a los medios una carta en la que expresaba su dolor por este y por otros hechos:
"Esta matanza de hermanos del sur, puso en evidencia nuestra ceguera y nuestra lejanía del proyecto de Dios: su Reino. Pero más que nada, nos mostró que, las personas transmigrantes del sur, los seres humanos, valen, en cuanto dejen dinero. Si no lo traen consigo; si no se lo pueden sacar a su familia, mediante el secuestro; y si tampoco aceptan generar dinero como sicarios, ¡hay que matarlos! Ya no sirven para nada. Son desechables". Y añadía: "Todos los que creemos en Cristo; todos los hombres y las mujeres de buena voluntad, estamos convocados a unir fuerzas a favor del ser humano. ¿Aceptamos la invitación para trabajar por la paz?"