Mazzolari, el obispo que soñó con Sudán del Sur
domingo 17.jul.2011 por Ricardo Olmedo 0 Comentarios
Ayer, durante la misa que celebraba en Rumbek, Cesare Mazzolari murió. Los de Pueblo de Dios estuvimos con el obispo de Rumbek en 2005, en un Sudán del Sur completamente devastado por una larguísima guerra que había acabado con todo menos con las esperanzas de un puñado de misioneros, entre otros este comboniano italiano.
La semana pasada, el día 9, Mazzolari acudió a los actos de independencia de Sudán del Sur. Era un momento que soñaba desde hacía años aunque nunca dejó de tener los pies sobre la tierra africana y siempre alertó sobre los problemas que vendrían del norte. Así fue y así sigue siendo. Durante la guerra y tras cada bombardeo, Mazzolari y los demás misioneros levantaban el campamento y seguían al pueblo al que habían venido a servir y a anunciar la Buena Noticia de un Dios que quiere la vida y no la muerte. "Nos nos olviden, por favor, no nos olviden", me decía Mazzolari en medio de uno de los colegios que había levantado en Rumbek y rodeado de cientos de niños que hacían cola para comer algo. Ahora que Sudán del Sur acaba de nacer, muere uno de sus padres.
Mazzolari nació el 9 de febrero de 1937 en Brescia. Ingresó en la congregación de los Misioneros Combonianos y trabajó en Cincinnati (Estados Unidos) con la población negra y con los mexicanos que trabajaban en las minas. Llegó a Sudán en 1981: primero a la diócesis de Tombura-Yambio, luego a la archidiócesis de Yuba, en la zona centro-meridional. En 1990 pasó a ser administrador apostólico de la diócesis de Rumbek (Sudán del Sur), habitada por 3 millones de personas. Ese mismo año, liberó a 150 jóvenes esclavos. En 1991 volvió a abrir la misión de Yirol, la primera de una larga serie: algunas de ellas serían abandonadas debido a la persecución de la guerra sudanesa. En 1994 fue capturado por los guerrilleros del SPLA (Ejército Sudanés de Liberación Popular) —grupo armado independentista en lucha contra el gobierno de Khartoum— que lo mantuvieron como rehén durante 24 horas. El 6 de enero de 1999 fue ordenado obispo por el papa Juan Pablo II.