Santa Anita, entre dos fuegos
domingo 19.feb.2012 por Ricardo Olmedo 2 Comentarios
"Estàbamos entre dos fuegos: los del Ejército y los de la guerrilla. Los guerrilleros nos decían que nos uniésemos a ellos. Y no queríamos. Los soldados nos daban armas para que combatiéramos a la guerrilla. Y tampoco queríamos porque somos gente de paz. Entonces nos decían que éramos guerrilleros. Así andábamos". Me lo cuentan Lucho y Venancio, veteranos dirigentes de la comunidad de Santa Anita, cerca de Suchitoto. Me lo dicen a los pies del monte Guazapán, el emblema de la resistencia de la guerrilla en los duros tiempos de la guerra civil de El Salvador.
La comunidad de Santa Anita es un grupo de familias que salió de su tierra, muertos de hambre, y levantaron juntos un sueño de desarrollo y de una vida digna. Eran los últimos años de la guerra. Doce años después lo han conseguido. Aunque es verdad lo que dicen: "estábamos en la pobreza extrema y ahora estamos en la pobreza. Hemos avanzado mucho". Aquí avanzar mucho es tener agua, electricidad, becas para los niños, guardería y un tractor para la cooperativa. Estos pasos son pasos de gigante para quienes en los ochenta vivían en la más durísima de las miserias. Javier Villasur, un misionero todoterreno, hermano marista, les ha ayudado mucho y ha acompañado el proceso de desarrollo de la comunidad. Ha contado, además, con la ayuda de la ong SED, maristas de España que no se han olvidado de esta buena gente salvadoreña.
El Salvador es Centroamérica en estado puro, con sus potencialidades, sus contradicciones y sus grandes lagunas en el desarrollo. Hace nueve años los de Pueblo de Dios estuvimos aquí. Entonces hicimos varios reportajes. Entre otros, uno recordando a los mártires jesuitas y a monseñor Romero, la única figura que concita admiración de unos y otros. También la única figura de la que todos se aprovechan: hasta el actual presidente dijo que su programa de acción política estaba basado en los ideales de Romero. En fin.
Ayer intentamos ir a la cripta de la catedral donde está enterrado Monseñor. No pudimos entrar: un sindicato ha tomado el templo para exigir reivindicaciones laborales. La tumba de Romero estos días no tiene visitas. Lo normal es que haya continuamente gran cantidad de gente que viene a rezar y a pedirle cosas a "San Romero de América", como lo bautizó Casaldáliga. Por cierto, treinta años después de su muerte y de que el pueblo lo haya canonizado en su corazón, los obispos salvadoreños se han puesto de acuerdo para firmar una carta pidiendo al Vaticano la canonización oficial de Romero. El Salvador. Avanza lento, pero avanza.
Sergio Rodríguez dijo
Genial poder seguir contando estas historias sorprendentes que surgen en los confines del mundo. Mucha suerte y volved con otro trailer de humanidad.
carlos dijo
¡Qué buena forma de empezar una narración!
Estoy deseando ver el reportaje.