¿Dónde enterramos al toro?
lunes 21.may.2012 por Ricardo Olmedo 2 Comentarios
El pueblo nuer, en esta región del Alto Nilo, adora a sus vacas. Su vida, su filosofía, su religión está relacionada íntimamente con su ganado. El ganado es un símbolo de dignidad, de riqueza, de estatus social...sin vacas no son nada. Lo mismo les pasa a los dinka, tribus ganaderas que secularmente se pelearon entre sí por robarse vacas. En Leer, desde donde escribo a casi cuarenta grados, los misioneros han abierto un más que necesario centro de formación donde los chicos aprenden agricultura y ganadería. Entre otras cosas, se les enseña a roturar la tierra con un arado tirado por toros. Insólito, tratándose de gente nuer. Los nuer aman sus vacas, no les gusta que sufran y los más viejos aún son reacios a que el ganado trabaje. El otro día, un anciano objetó: "si los toros aprenden quiere decir que son inteligentes, por tanto son como nosotros y si son como nosotros, ¿dónde los enterramos?". En fin, estos dilemas africanos son los que siguen sorprendiéndonos y llenándonos de curiosidad por conocer a estas gentes y sus tierras.
Pero algo está cambiando. Marta, 19 años, la chica más espabilada a este lado del Nilo, es estudiante en la escuela de los misioneros. Ama las vacas, como una buena chica nuer, pero está aprendiendo a trabajar la tierra con el ganado. Y además, no está por la labor de casarse todavía (aunque sueña con tener 5 ó 6 hijos). Ella quiere seguir estudiando, ser una buena profesional y después formar su familia...monógama. Porque Marta no ve nada claro la práctica habitual y corriente de la poligamia.
No muy lejos, en el centro de promoción de la mujer que llevan las misioneras, Elisabeth, también con 19 años, ya es la segunda esposa de un hombre...además de una de las líderes de la Iglesia católica local. Elisabeth, que sabe inglés, enseña a otras compañeras a leer y escribir y tiene como libro de texto la Biblia traducida al nuer. Con Elisabeth y sus compañeras comenzamos a grabar tímidamente y terminamos bailando una danza tradicional...las cosas de África.
Hoy casi nos hemos derretido en Leer. A mediodía el sol caía a plomo intentando ablandar nuestras ganas de trabajar. No lo ha conseguido. Incluso Roberto, nuestro realizador, otro tipo duro a este lado del Nilo, se animó a recorrer en bici las polvorientas calles de Leer...y le propusieron alinearse como portero en un equipo local. En fin, más cosas de África.
Entramos en la recta final del viaje. Mañana volvemos a Juba, la capital. Ya queda menos. Abrazos desde las profundidades de Sudán del Sur.
Idoya dijo
Esperando desde Madrid y con mucha ilusión la siguiente crónica de ese maravilloso viaje.
Virginia Rodríguez dijo
Seguid contándonos vuestro día a dia que , ademas de mantener al día a la familia, permitís que todos sepamos realmente lo dura que es la vida en algunos sitios. Un fuerte abrazo para todos!!!